Análisis TyN Magazine NASDAQ 100: Amazon (AMZN), el imperio de Jeff Bezos
El 27 de agosto de 2018, las acciones de Amazon alcanzaron su máximo histórico, 2,012.71 dólares, si bien hace un par de meses casi volvieron a tocar ese cielo (2011 dólares el 8 de julio pasado). El día de ayer cerraron a 1,843.55, y a pesar de que en diciembre de 2018 registraron una abrupta y dramática caída que las situó en 1,377.45, no se ve cómo el gigante del comercio electrónico a nivel mundial deje de hacer lo que ha hecho desde su fundación el 5 de julio de 1994: crecer, crecer y crecer.
En tan sólo cinco años su valor casi se ha sextuplicado, y eso no sólo es muestra de su consolidación como empresa, sino también del aumento que han experimentado las ventas online en todo este tiempo. Hoy más que nunca, el mundo ha cambiado de hábitos en todos los ámbitos, y sin duda uno de los más evidentes tiene que ver con la posibilidad de encender una computadora, ingresar a una página de Internet y pedir, a la carta, el producto que se desea.
El origen de todo eso fue la decisión de Jeff Bezos de optar por la venta de libros en línea, luego de haber considerado una lista de alrededor de 20 productos. Paradójicamente, el que fue el buque insignia de la compañía no es el producto que hoy en día le otorga más dividendos a Amazon, tanto así ha cambiado el mundo. Sin embargo, y pese a lo que muchos pudieran pensar, los libros impresos, no sólo los virtuales, siguen vendiéndose en el sitio online.
Tras volverse una empresa pública y comenzar a cotizar en la bolsa de valores en 1997, un año más tarde Bezos decidió que además de libros vendería CD’s y videos, tal y cual hacían muchas librerías tradicionales en ese tiempo. Como las cosas funcionaron tan bien, en 1999 la tienda en línea ya ofrecía videojuegos, electrónicos de consumo, artículos para el hogar, software, juegos de mesa y juguetes. No es que no lo supiera, en realidad Bezos siempre lo había intuido: a través de Internet podía venderse prácticamente todo.
Pero, además de eso, el magnate se dio cuenta de que podía ofrecer los servicios de su tienda a otras compañías que no habían desarrollado aún la capacidad de vender sus productos vía online. Fue así como en los años subsecuentes, Amazon negoció contratos millonarios con la tienda de juguetes Toys “R” Us y las librerías Borders Group. Después de eso, sólo el cielo era el límite. Todo eso mientras sobrevenía el colapso de las puntocom y muchas noveles empresas desaparecían.
Durante el resto de la primera década del siglo XXI, Amazon fue ampliando su catálogo de productos, pero el entusiasmo se trasladó a otros sitios. Apple, había desarrollado primero el iPod y luego el iPhone, con consecuencias devastadoras para la industria de la música que no se verían en ese momento, y nacieron YouTube, las redes sociales y otras plataformas de Internet que se robaron la luz de los reflectores. No obstante, Amazon desarrolló el Kindle, acaso previendo una nueva revolución en los hábitos de lectura.
Cuando llegó la segunda década, Bezos entendió que el comercio en línea tenía otras posibilidades, y comenzó a explotarlas a partir del éxito que otros, por ejemplo Netflix o Apple, tuvieron al desarrollar sus plataformas. Amazon Web Services, Amazon Publishing, Amazon Prime Video, Amazon Music. Bezos incluso realizó adquisiciones que parecieron insólitas, como la cadena de tiendas Whole Foods Market o el periódico The Washington Post. Todo eso mientras otras compañías en el mundo le imitaban y despuntaban en mercados regionales, tales como Mercado Libre o Alibaba, sin que por ello la empresa de Bezos lo resintiera.
Hoy Jeff Bezos es el hombre más rico del mundo y Amazon la compañía de retail más grande del mundo. ¿Es necesario decir más?
En TyN Magazine no sólo apostamos, mataremos por Amazon.