Antártida: La pérdida de hielo marino equivale a diez veces el área de Nueva Zelanda
Los eventos climáticos extremos en la Antártida, como olas de calor oceánicas y pérdida de hielo, se intensificarán a menos que se adopten de manera urgente políticas para reducir la combustión de combustibles fósiles, según reveló un nuevo estudio, que es el último en encender las alarmas sobre los daños que está desencadenando el cambio climático.
La revista científica ‘Frontiers in Environmental Science’ publicó este 8 de agosto un estudio que relaciona el calentamiento global, provocado por el aumento de las emisiones de dióxido de carbono, con el derretimiento sin precedentes de la banquisa o hielo marino.
“Es prácticamente seguro que, si se mantienen las emisiones de gases de efecto invernadero, se producirá un aumento en el tamaño y la frecuencia de los eventos” a medida que el mundo se acerca peligrosamente a superar el límite de calentamiento de 1,5 °C establecido en el Acuerdo de París de 2015, según un estudio publicado en la revista Frontiers in Environmental Science. “No podemos descartar futuras sucesiones en las que los eventos extremos puedan tener impactos de gran alcance en una serie de ámbitos”.
El continente Antártico “no es un gigante congelado estático en el tiempo”, en cambio siente los impactos extremos del cambio climático “esporádicamente, sin que se puedan predecir” con exactitud, según el estudio.
Martin Stiegert, glaciólogo en la universidad de Exeter y co-autor del estudio, explica que con base a las observaciones, es “científicamente razonable” asumir que los eventos meteorológicos extremos se intensificarán.
“La extensión mínima de la banquisa de este año es 20% menor que el promedio de los últimos 40 años, equivalente a una pérdida de banquisa de diez veces el área de Nueva Zelanda”, explica a Reuters Tim Naish, director del Centro de Investigación de la Antártida en la Universidad Victoria de Wellington en Nueva Zelanda, que no participó en el nuevo estudio.
La banquisa y las plataformas de hielo, según AP, actúan como “corchos de botella”, evitando que los glaciares se precipiten al océano. El derretimiento del hielo y como resultado el aumento del nivel del mar, tiene consecuencias directas sobre las costas del resto de los continentes. Se trata de efectos en cascada.
Los científicos están cada vez más alarmados por la dificultad que ha tenido el hielo antártico para volver a formarse tras alcanzar un mínimo histórico en febrero, una desviación tan extrema frente a lo normal que se ha calificado como un “evento sigma seis”, es decir, un fenómeno que se produce una vez cada 7,5 millones de años. También se espera que el Ártico no tenga hielo durante los veranos para 2030, lo que pone de relieve el rápido ritmo al que el calentamiento global está dañando los ecosistemas del planeta.
“Podemos soportar los fenómenos meteorológicos extremos, pero no podemos soportar un aumento constante de estos fenómenos destructivos”, dijo el investigador medioambiental de la Universidad de Colorado, Waleeb Abdalati. Sobre los resultados del estudio, comenta: “No soy alarmista, pero lo que vemos es alarmante”.
En el 2022, un río atmosférico (columna de aire caliente) proveniente de Australia provocó que los termómetros de la Antártida marcarán temperaturas récord, de hasta 38.5 grados Celsius por encima de lo normal. Fue la mayor variación de temperatura experimentada en el planeta.
“El cambio antártico tiene implicaciones globales”, dijo Siegert. “Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a cero neto es nuestra mejor esperanza de preservar la Antártida, y esto debe ser importante para todos los países —y personas— en el planeta”.
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