Banco de Occidente recibe calificaciones de Fitch y S&P de corto y largo plazo

Las firmas calificadoras Fitch y S&P ratificaron las calificaciones nacionales de corto y largo plazo para Banco de Occidente a perspectiva estable.

Las calificaciones del Banco de Occidente están influenciadas altamente por el ambiente operacional desafiante y deteriorado en el que el banco realiza sus actividades, recientemente revisado a la baja por Fitch, y el impacto de este factor en su modelo de negocio.

Según Fitch, las calificaciones también consideran su calidad de activos resistente, débil rentabilidad, adecuada capitalización, así como la concentración moderada en el fondeo que serán probadas durante este período. Se espera que la calidad de la cartera y la rentabilidad se afecten debido a la reducción en la actividad económica y las medidas de distanciamiento social.

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Cabe destacar que el Banco de Occidente está implementando su plan estratégico para el periodo 2019-2021 que incorpora la redefinición de su mercado objetivo, proyectos estratégicos para sectores específicos y diversas iniciativas analíticas, así como la integración con sus subsidiarias y el alineamiento con las iniciativas generales del Grupo Aval. En opinión de Fitch, se esperan beneficios adicionales una vez se complete el proceso de ajuste en su modelo de negocios y se supere la actual coyuntura.

La generación de capital respalda las métricas adecuadas de capital del Banco de Occidente. Sin embargo, crecimientos moderados de los activos por una menor dinámica económica, una rentabilidad operacional limitada y pagos recurrentes de dividendos limitaron los indicadores de capital.

El indicador de Capital Base, según la calificadora Fitch, decreció hasta 11.7% desde un promedio de 14% entre 2016-2019.

En opinión de Fitch, los indicadores de capital del Banco de Occidente permanecieron adecuados dadas las reservas para deterioro de préstamos amplias y una calidad de cartera buena.

Los indicadores de capital continúan superando los de sus pares nacionales, Fitch espera que la adopción futura de los lineamientos de Basilea III en Colombia beneficie los indicadores de capital de los bancos colombianos, sin embargo, las métricas actuales de capital tendrán que ser probadas en un ambiente operativo desafiante ante una reducción esperada en la rentabilidad.

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Las políticas conservadoras de crédito y gestión de riesgos del banco sustentan sus indicadores de calidad de cartera buenos. El indicador de calidad de cartera se estabilizo en un rango promedio entre 3% y 3.1% luego de controlar el deterioro registrado en el segundo semestre de 2018.

El indicador de cartera vencida a marzo de 2020 de 3.1% es inferior al promedio de la banca local de 3,3%. Las reservas para pérdidas por deterioro son adecuadas y complementan la calidad de sus activos (1,6 veces la cartera vencida). Las medidas regulatorias implementadas para aliviar a los deudores en medio de la crisis por la propagación del coronavirus contribuirán a que no se produzca un deterioro significativo de la cartera. No obstante, en opinión de Fitch, la morosidad se incrementará a partir del segundo semestre del año, producto de un deterioro en el entorno económico, en sectores específicos como: servicios, construcción y consumo donde el banco tiene participaciones importantes.

Las métricas de rentabilidad durante 2019 mostraron un cambio en la tendencia negativa apoyada en la nueva estrategia bancaria enfocada en impulsar el aumento de sus ingresos bancarios mediante el crecimiento de los préstamos y mayores comisiones.

A marzo de 2020, los cargos altos por provisiones, relacionados con deterioros específicos en la cartera corporativa propia de años anteriores y nuevas provisiones anticipando impactos futuros asociados a la coyuntura COVID-19., causaron un impacto importante sobre la rentabilidad del banco.

El indicador de rentabilidad clave de Fitch de utilidad operacional a activos ponderados por riesgo de 0,8% a marzo de 2020 es inferior al 1.8% promedio de 2016-2019. Fitch espera que la rentabilidad disminuya como resultado de una reducción en los ingresos operativos, el aumento en los niveles de morosidad y una expansión crediticia menor debido a la crisis por la pandemia.

Como un banco de tamaño mediano con presencia amplia en todo el país, el Banco de Occidente cuenta con una base de depósitos estable y amplia. Estos depósitos provienen principalmente de inversores institucionales y públicos, lo que resulta en mayores costos de financiamiento y en una concentración mayor de depositantes en comparación con otros bancos con una base de depósitos amplia.

Fitch considera en su informe que los niveles menores de diversificación de fondeo del Banco de Occidente en relación con otros bancos colombianos más grandes podría ser una limitante de la calificación.