China usa la IA para imponer control a partir del miedo

China, el país con mayor adelanto en Inteligencia Artificial, está eligiendo usar los sistemas de reconocimiento facial para impartir miedo entre la sociedad. Según ellos, la utilizan para aumentar la seguridad de los ciudadanos. Con millones de cámaras y miles de millones de líneas de código, China está desarrollando un futuro autoritario de alta tecnología. Beijing está acogiendo tecnologías como reconocimiento facial e inteligencia artificial para rastrear a 1,4 mil millones de personas. Busca armar un enorme sistema nacional de vigilancia, con ayuda de su floreciente industria tecnológica.

“En el pasado, todo era cuestión de instinto”, dijo Shan Jun, un oficial de policía en la estación en Zhengzhou donde fue atrapado el traficante de heroína. “Si se te pasaba algo, se te pasaba”.

China está dando marcha atrás a la típica visión de la tecnología como un gran democratizador, que brinda a la gente mayor libertad y la conecta con el mundo. En China, ha traído control.

Cámaras escudriñan las estaciones de tren para detectar a los más buscados de China. Pantallas del tamaño de anuncios espectaculares muestran a peatones imprudentes, y compilan los nombres de personas que no pagan sus cuentas. Escáneres de reconocimiento facial protegen complejos de viviendas. Se estima que China ya tiene 200 millones de cámaras de vigilancia.

Estos esfuerzos se complementan con otros sistemas que dan seguimiento al uso de Internet y comunicaciones, estancias de hotel, viajes en tren y avión e incluso recorridos en auto en algunos lugares.

“Ésta potencialmente es una nueva forma para que el gobierno maneje la economía y la sociedad”, señaló Martin Chorzempa, miembro del Instituto Peterson para Economía Internacional. “El objetivo es un control algorítmico”, agregó.

La nueva vigilancia de China está basada en una vieja idea: sólo una autoridad fuerte puede traer orden a un país turbulento. Mao Zedong adoptó esa filosofía con resultados devastadores, al tiempo que su régimen verticalista trajo hambruna y posteriormente la Revolución Cultural.

La censura y los poderes policiales permanecieron fuertes, pero aún así, el pueblo chino halló más libertad. La nueva actitud ayudó a marcar el inicio de décadas de crecimiento económico vertiginoso.

Xi Jinping, el máximo líder de China, ha tomado acciones para consolidar su poder, recurriendo a creencias de la era de Mao sobre la importancia del culto a la personalidad y el papel del Partido Comunista en la vida cotidiana. La tecnología le da el poder para hacerlo realidad.

Xi ha lanzado una actualización importante del estado de vigilancia chino. Los analistas estiman que el país tendrá casi 300 millones de cámaras instaladas para 2020.

Contratos gubernamentales están impulsando la investigación y el desarrollo en tecnologías que monitorearán rostros, ropa e incluso la forma de caminar de una persona. Han empezado a aparecer gadgets experimentales, como gafas de reconocimiento facial.

No obstante, la imposición errática de las leyes significa que el largo brazo del alcance de Beijing se puede sentir alejado de la vida cotidiana. Como resultado, muchos apoyan los nuevos intentos por tener ley y orden.

Un auge tecnológico en China está facilitando las ambiciones de vigilancia del gobierno. En mayo, SenseTime, una start-up de inteligencia artificial, recaudó 620 millones de dólares, dándole una valuación de unos 4,5 mil millones de dólares. Megvii reunió 460 millones de dólares de inversionistas entre los que figuraba un fondo creado por el alto liderazgo de China.

El mercado de seguridad pública de China fue estimado en más de 80 mil millones de dólares el año pasado, dijo Shen Xinyang, un ex científico de datos de Google quien ahora está con la start-up Eyecool.

En una conferencia en mayo, Shen indicó que su compañía tenía sistemas de vigilancia en más de 20 aeropuertos y estaciones de tren, que habían ayudado a atrapar mil criminales. Eyecool, dijo, está entregando diariamente más de 2 millones de imágenes faciales a un sistema policial de macrodatos llamado Skynet.

La policía en la ciudad de Zheng­zhou recientemente presumió las gafas en una estación de tren bala. Los medios estatales tomaron fotos de una mujer policía observando con unos lentes obscuros.

Sin embargo, las gafas funcionan sólo si el blanco se mantiene inmóvil durante varios segundos.

La base de datos de China de individuos que ha identificado para ser vigilados —entre ellos supuestos terroristas, delincuentes, narcotraficantes, activistas políticos y otros— consiste de entre 20 millones y 30 millones de personas, señaló un ejecutivo tecnológico.

En un paso peatonal en Xiangyang, se han reducido los cruces imprudentes luego de que fueron colocadas las cámaras. En un complejo de edificios donde fue instalado un sistema de acceso con reconocimiento facial, acabaron los robos de bicicletas, de acuerdo con la administración del inmueble.

“El punto es que la gente no sabe si está siendo monitoreada, y esa incertidumbre hace que la gente sea más obediente”, señaló Chorzempa.

En Zhengzhou, la policía explicó que la simple idea de las gafas de reconocimiento facial podía hacer que confesaran los delincuentes.

Shan, el policía de Zhengzhou, dijo que mientras interrogaban al sospechoso, los oficiales sacaron las gafas y le dijeron al hombre que lo que dijera no importaba. Los lentes les darían toda la información que necesitaban.

“Ya que tenía miedo de ser descubierto por la tecnología avanzada, confesó”, recordó Shan.