Comienza en Egipto la COP27 para combatir el cambio climático

La COP27, la cumbre climática anual de la ONU, arrancó este domingo en Egipto en un clima de alarma ante la multiplicación de fenómenos metereológicos extremos en todo el mundo. Cerca de 200 países participan hasta el 18 de noviembre. La cita es en la estación balnearia de Sharm el-Sheij, entre la franja costera del mar Rojo y el monte Sinaí.

La Cumbre del Clima COP27 de Sharm el Sheij quedó inaugurada formalmente este domingo con la elección del nuevo presidente de la misma, el ministro de Exteriores egipcio, Sameh Shukri, quien prometió que esta reunión será “un punto de inflexión a la hora de lograr una acción multilateral colectiva”, en medio de una creciente alarma por los fenómenos meteorológicos extremos.

“Hemos sufrido a lo largo de este año acontecimientos (meteorológicos) dolorosos. Todos estos episodios representan una lección que debe ser aprendida”, declaró Shukri. 

La conferencia anterior, en Glasgow, Reino Unido, en 2021, no estuvo a la altura de las expectativas en ninguno de los aspectos principales.

Se esperaba un compromiso firme de los participantes para bajar a cero las emisiones de dióxido de carbono para 2050, una meta pensada para limitar el calentamiento global a entre 1,5º y 2º para fin de este siglo en relación a la era preindustrial, tal como se acordó en la icónica COP21 de París, en 2015.

Para ello era necesario reducir un 45% de las emisiones de aquí a 2030, con respecto a 2010.

Sin embargo, los acuerdos firmados conducen a un aumento de la temperatura promedio de entre 2,4º y 2,6º, según un informe de la ONU publicado hace dos semanas.

La COP27, que reunirá el lunes y martes a unos 120 jefes de Estado y de gobierno, se perfila como un escenario de batalla entre los países ricos y pobres acerca de la financiación de ese combate contra el impacto del cambio climático.

Los desastres climáticos y el desabastecimiento energético han creado “tensiones políticas que han tenido un profundo impacto en todos nuestros países”, alertó el ministro egipcio.

Ver más: COP 27: ¿Qué esperar de la nueva reunión anual para frenar el cambio climático?

“La COP27 tiene una particularidad, y es que ocurre en África, y eso pone de manifiesto la importancia de poner en el centro cómo hoy día los países y las comunidades más vulnerables se están viendo afectadas por el cambio climático, en un contexto donde ellos no han sido los responsables de esta crisis”, subrayó en diálogo con Télam Estefanía González, coordinadora de campañas de Greenpeace.

El diplomático egipcio insistió en su discurso de apertura en los mismos temas que la organización lleva pidiendo desde hace semanas: que la situación climática global requiere “una urgente acción internacional” y que la crisis política y económica vigente no “debe desviar los esfuerzos globales para enfrentar el cambio climático”.

Por su parte, en una breve alocución inicial, el presidente saliente de la COP26, el británico Alok Sharma, apuntó que en el año transcurrido desde el cierre de la reunión de Glasgow hubo muchos “avances”, con pasos “históricos y esperanzadores”. “Para todos los escépticos respecto al cambio climático mi mensaje es claro: por tan frustrante que pueda ser, el sistema de acción (establecido por la COP) está funcionando”, dijo.

La cumbre también relanzará el debate sobre los 100.000 millones de dólares que los países en desarrollo deberían recibir anualmente de los países ricos, mediante préstamos o donaciones, para luchar contra el cambio climático. La inclusión de este punto era una demanda de los países más pobres, especialmente vulnerables a las consecuencias del cambio climático, frente a las reticencias de los países ricos, históricamente los grandes emisores de gases de efecto invernadero.

En este punto hay dos problemas: por un lado, que el dinero para la conversión verde, que estaba previsto que se canalice a través de préstamos, subvenciones y transferencias directas, nunca llegó; y por el otro, que los países en vías de desarrollo quieren más bien un aporte para la creación de un fondo para “pérdidas y daños”, un especie de seguro que compense a las naciones más vulnerables al clima por los daños causados por unas emisiones que no crearon.

El papel en la COP27 de África y América Latina, el sur global, puede ser clave para presionar en ese sentido.

Por otro lado, los compromisos en materia de pérdidas y daños han sido los grandes ausentes durante mucho tiempo, pero ahora están en el centro de la agenda de la COP27.

“Acá la petición es bastante clara. Tiene que haber un mecanismo financiero que asegure que pueda llegar financiamiento a los países que ya están sufriendo las pérdidas y los daños producto del cambio climático”, afirmó la experta chilena González antes de viajar a Egipto para participar de la conferencia.

También hay una deuda pendiente en materia de mitigación, es decir las medidas que se pueden tomar para contrarrestar los impactos ambientales.

La gravedad de la situación

El último informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma ) señala que las políticas actualmente en vigor apuntan a un incremento de la temperatura de 2,8 ° a fines de siglo, mientras que la ejecución de los compromisos actuales reducirá únicamente este incremento en la temperatura a un máximo de 2,4 °C a 2,6 °C.

“Cuando se negoció en París, 2,6º era una catástrofe de proporciones inimaginables. Y ahora, de buenas a primeras se dice que vamos hacia 2,6º de mínima sin más y todo el mundo lo acepta”, se espantó la activista argentina Flavia Broffoni.

“Lo que debería estar sucediendo es una rebelión ciudadana masiva, simultánea en todo el mundo. La ciencia dice que en menos de 30 años, las tres cuartas partes de la tierra van a estar en sequía permanente”

Flavia Broffoni, activista argentina

Frente a este escenario, el activismo verde llega este año con un reclamo de “justicia climática”: mecanismos democráticos de participación ciudadana directa y vinculante para que la transición sea más justa de lo que va a ser si las decisiones las toman solamente los sectores de poder.