Tecnofeudalismo: ¿La evolución del capitalismo?

(Global) El tecnofeudalismo es una teoría que expone un sistema postcapitalista dividido como la sociedad feudal de la Edad Media. Llevado a la actualidad, los señores feudales, que en el Medievo eran propietarios de las tierras, ahora son los dueños de las grandes empresas tecnológicas. Del mismo modo, los siervos, que antiguamente trabajaban las tierras a cambio de protección, ahora son los usuarios que ofrecen sus datos a cambio del acceso a las plataformas. Esta jerarquía crea una relación de dependencia en la que los señores feudales, como en el Medievo, ejercen un poder económico, político y social.

La muerte del capitalismo ha sido predicha muchas veces.

Para el economista Yanis Varoufakis, que, como ministro de Finanzas de Grecia, luchó contra el establishment financiero de Europa (y perdió), el capitalismo ha sido aniquilado por los “capitalistas de la nube”, o “cloudalistas”, un mutante de la vieja clase capitalista que se ha liberado de los imperativos gemelos del capitalismo: la competencia de mercado y el beneficio.

En 2014, cuando la Internet de las cosas y el Big Data ocupaban posiciones en el índice de popularidad que hoy ocupan la IA y el metaverso, el autor de ciencia ficción Bruce Sterling escribió que “una sociedad en red materializada” caracterizada por una captura incesante de datos está marcando el comienzo de una era de feudalismo digital en la que las personas “son como el ganado lanudo de una finca feudal, pastando bajo la atenta mirada de los barones en sus castillos en la nube en la cima de una colina”.

La moneda de cambio del tecnofeudalismo son los datos. Al usar cada vez más las plataformas digitales, millones de usuarios dejan una huella digital que alimenta sus algoritmos e incrementa el valor de las aplicaciones de manera gratuita. Bajo este sistema, se entiende que los individuos ya no son dueños de sus preferencias, sino que están creadas o condicionadas por los propios algoritmos. 

En su libro Vidas Futuras, Cristina Aranda señala que vivimos en un tecnofeudalismo: “Pagamos diezmos con nuestros datos y vivimos esclavizados por la tiranía del algoritmo“. Por eso, defiende la necesidad de una regulación efectiva y mayor conciencia sobre la tecnología. “Por el camino, se nos está vendiendo que la IA es un muñeco diabólico que actúa solo, pero no. Son personas“, explica.

Tomemos el argumento principal de Varoufakis de que los cloudalistas acumulan riqueza a partir de la renta, no de las ganancias. Como señala, la renta, a diferencia de las ganancias, no es vulnerable a la competencia del mercado, porque “fluye del acceso privilegiado a cosas de oferta fija, como suelo fértil o tierra que contiene combustibles fósiles”. Las ganancias, por otro lado, fluyen hacia quienes producen cosas que de otro modo no habrían existido, como un automóvil o un teléfono, y como alguien más puede fabricar un automóvil o un teléfono mejores, las ganancias son vulnerables a la competencia.

 Al igual que en la Edad Media, estas rentas son cuotas que los siervos pagan a los señores para usar sus propiedades. En la actualidad, esto se traduce en ceder los datos personales a cambio de tener acceso a la nube y a sus plataformas digitales. 

Además, los siervos medievales tenían que jurar lealtad a sus señores. No tenían la libertad de levantarse y marcharse, como pueden hacerlo los “siervos de la nube” de Varoufakis, por ejemplo, de Tik Tok a YouTube, o de Uber a Ola. De hecho, el principal facilitador de la búsqueda de rentas en la era algorítmica no es tanto la tecnología digital como el imperio en expansión de la propiedad intelectual, un regalo del neoliberalismo que está devorando los bienes comunes, tal como lo hicieron los “cercamientos” en el nacimiento de la sociedad de mercado.

Como los terrenos en la Edad Media, sólo unos pocos tienen a su alcance el privilegio que supone el acceso a una gran cantidad de datos. Hoy en día, los “señores de la nube” son las grandes empresas tecnológicas y sus dueños. Este grupo empresarial, principalmente estadounidense, está liderado por las cinco compañías más importantes del sector: Alphabet (empresa matriz de Google), Amazon, Meta (propietaria de Facebook e Instagram) Apple y Microsoft. A ellas se suman otras como la china ByteDance, propietaria de TikTok.

Bajo el tecnofeudalismo, la concentración de riqueza y poder en manos de los dueños de las grandes tecnológicas fomenta mayores desigualdades económicas y el deterioro de las bases democráticas. Y es que mientras estas empresas se enriquecen con los datos de los usuarios, se han permitido no ser transparentes con su uso, con el que tienen una gran influencia social. De hecho, Google, Amazon y Meta han sido multados con millones de euros por la Unión Europea por no respetar las leyes de protección de datos.

Para solucionar los problemas de este modelo el politólogo canadiense y miembro de la ONG australiana The Ethics Center, Gwilym David Blunt, plantea la necesidad de pedir una mayor rendición de cuentas a los multimillonarios tecnológicos como Jeff Bezos o Mark Zuckerberg, quienes buscan librarse de las regulaciones. Por su parte, el Foro Económico Mundial sostiene la necesidad de crear políticas para regular el sector de manera integral.

 ¿Podrían capitalistas y usuarios/trabajadores unirse para derrocar a los capitalistas de la nube? Incluso un marxista libertario, como le gusta llamarse a sí mismo Varoufakis, preferiría la política de clases de la vieja escuela.

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