Cómo protege el banco tus datos biométricos

La transformación tecnológica del sector financiero ha agilizado en muchos sentidos la forma en la que los clientes se relacionan con sus bancos. BBVA permite desde hace muchos años abrir una cuenta online con un simple selfi: el nuevo cliente envía desde la cámara de su propio móvil una foto de su rostro y de su documento de identidad de una forma rápida y cómoda. Algo que mejora directamente la experiencia de usuario, a la vez que aporta mayor seguridad gracias a la tecnología biométrica de Veridas, encargada de realizar la verificación para validar la autenticidad de los datos proporcionados. BBVA es el responsable final de custodiar estos datos, y solo puede emplearlos para validar la identidad del usuario al entrar en la ‘app’ o la web.

A pesar de que la regulación es muy estricta en este sentido, muchas personas siguen preocupándose de que los sistemas biométricos acumulen sus fotografías, datos, grabaciones de voz o huellas digitales para verificar la identidad. Precisamente, el sector bancario tiene una de las regulaciones más exigentes en beneficio de los clientes, proporcionando fiabilidad y confianza en todos los procesos. La tecnología biométrica convierte los datos en vectores matemáticos indescifrables y que, una vez generados, no permiten volver a la imagen o dato original. Una representación numérica de la información que solo el sistema que lo creó puede leer y entender. Todo esto afianza a la biometría como la forma de identificación más segura, una evolución a la autenticación por medio de contraseñas que ha quedado relegada como mecanismo mucho más débil y vulnerable.

Ver más: ¿Puede la inteligencia artificial cambiar la experiencia del paciente?

Tanto Veridas como BBVA procesan toda la información proporcionada por el cliente en centros de datos propios y proveedores de nube pública que ofrecen máximos niveles de seguridad y disponibilidad, cumpliendo con los estándares y certificaciones más exigentes del sector.

La seguridad de la información de los clientes y la reducción del fraude de identidad es el motor principal de innovación para el desarrollo de nuevas herramientas dentro del banco. Pero no el único, ya que la prestación de servicios financieros obliga a la entidad a estar en constante actualización en el ámbito de la seguridad.