Compitiendo con robots: ¿cuáles son los empleos más vulnerables?

Por María Fernanda Álvarez Apa, gerente de People & Change de PwC Argentina.

Ante un entorno cada vez más tecnológico, crece la preocupación por el impacto que las tecnologías tendrán sobre el empleo, por lo pronto no es fácil aun obtener evidencia empírica que permita confirmar de forma concluyente el impacto que tendrá y si seremos capaces en el futuro de crear suficiente trabajo para reubicar a las personas desplazadas por la tecnología.

Las tecnologías que hacen que los puestos de trabajo sean más seguros, eficientes y productivos también supusieron la disminución de la demanda de determinadas profesiones. Suelen ser puestos de baja o media cualificación, no solo de líneas productivas sino también de servicios como puede ser: archivo, administrativo, cajero, agente de viajes, etc. No obstante, aunque algunas profesiones tienden a desaparecer, la tecnología genera la aparición de otras nuevas.

¿Y cuáles son los trabajos más vulnerables a las tecnologías?

Hasta ahora, la automatización viene afectando los trabajos más mecánicos por la implantación de sistemas de información, soluciones relacionadas con RPA (Robotic Process Automation) y drones, mientras que es más difícil automatizar ocupaciones que requieren flexibilidad y adaptabilidad física como bomberos, dentistas, o empleos de alto nivel cognitivo y creativo, como arquitectos, escritores o editores, y por otro lado la tecnología trae avances, como el incremento de la potencia de procesamiento de datos, analíticas mejoradas, inteligencia artificial o digitalización de la información, que permiten que los ordenadores desempeñen tareas complejas de forma más eficiente y efectiva que las personas, lo que afectará especialmente a trabajos de oficina o a algunos servicios profesionales, como contables o auditores. En el futuro, podremos encontrar máquinas con mayor capacidad de razonar, resolver problemas o aconsejar, lo que supone una mayor amenaza para puestos relacionados con los servicios profesionales.

Ya son casi una realidad los coches autónomos que no requieren de conductor, softwares que permiten analizar legalmente documentos sin necesidad de abogados, robots que dispensan alimentos o fármacos a partir de recetas, softwares que ya casi han conseguido la traducción automática de alta calidad, etc. Una reconocida empresa multinacional está desarrollado un sistema informático que se está testeando en el ámbito de la medicina para ayudar a los profesionales a diagnosticar enfermedades, evaluar pacientes y prescribir tratamientos. Aunque está lejos de sustituir a un médico por la falta de intuición y juicio necesarios para desempeñar esta profesión, sí podría sustituir a las personas en un servicio de atención al cliente de un call center.

Nos preguntamos hasta dónde el cliente es capaz de tolerar la pérdida del trato humano en la prestación de un servicio, especialmente en un momento como el actual, donde la mejora de la experiencia del cliente es un factor clave de competitividad. Entendemos que todo dependerá del modelo de negocio de la compañía y quizás los trabajos menos susceptibles de automatizar sean aquellos que requieren trato personal y habilidades sociales.

En esta competencia por el trabajo entre robots y humanos, la tecnología todavía tiene por delante muchos retos para convertirse en una amenaza real, como alcanzar la profundidad y amplitud de la percepción humana o adquirir capacidades creativas o la empatía que requiere el trato humano en la atención al público.

No cabe duda, que la tecnología viene provocando un cambio continuo y profundo en el entorno de trabajo en el que nos desenvolvemos, al igual que lo hará en nuestra vida en general, pero somos optimistas ya que la tecnología nos ofrecerá más oportunidades y bienestar que los perjuicios que pueda provocar si adquirimos la habilidad de adaptarnos de forma constante a la nueva era.