Coronavirus: El avance silencioso de la fatiga pandémica

Pasado ya un año de estar en pandemia, algo completamente inédito para la mayoría de la población, se ve cada vez más a menudo que la crisis no es solo económica o sanitaria. La crisis se va adentrando en las personas en forma silenciosa, casi imperceptible…..en principio.

El estrés es un mecanismo que se pone en marcha cuando una persona se ve envuelta por un exceso de situaciones que superan sus recursos. Este sentimiento de tensión física o emocional es cotidiano y permite que una persona lleve a cabo actividades de forma más lúcida. El problema con la pandemia del nuevo coronavirus es que se ha disparado y está provocando consecuencias negativas en la población. La OMS ya le ha puesto nombre: fatiga pandémica.

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“Cuanto más fatiga hay, más cansancio, agotamiento y emociones negativas o desagradables se sienten”, explica el catedrático de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Consejo General de la Psicología, Antonio Cano.

«El peligro viene cuando el estrés se mantiene durante demasiado tiempo, ya que puede derivar en problemas de sueño, alimentación, bajada de estado de ánimo o, como en el caso que nos ocupa, cansancio crónico», explica Laura Fuster, psicóloga de Psicólogos Valencia

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha denominado fatiga pandémica al cansancio derivado del agotamiento que está creando la hipervigilancia y las consecuencias ante un virus que nadie ve, pero que todos sabemos que está ahí, como explica Laura Rojas Marcos, doctora en Psicología Clínica. Solo hace falta echar un vistazo a los datos. La Oficina del Censo de Estados Unidos realiza encuestas semanales sobre la salud mental de sus ciudadanos. A finales de noviembre, el 69% de los encuestados afirmaron sufrir frecuentemente síntomas de nerviosismo, ansiedad o la sensación de encontrarse al límite. Al principio de la pandemia, esta cifra se situaba apenas en el 25%.

«Después de meses luchando contra el coronavirus, muchos de nuestros hábitos de vida han cambiado. Hemos tenido que introducir en nuestra vida diaria las mascarillas, el lavado de manos, la distancia social, pasar largas temporadas en casa, etc.», recuerda Fuster.

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Esta situación puede hacer que nos sintamos desmotivados, con una sensación de incertidumbre constante que nos puede generar síntomas de ansiedad o depresión. De hecho, en España, se estima que el 40% de la población presenta síntomas moderados o graves de depresión. Además, como advierte la OMS, debido a la fatiga pandémica «podemos dejar de seguir las recomendaciones de protección y prevención».

Las causas

  • Estado de hipervigilancia para evitar caer enfermos, lo que fuerza nuestro sistema hormonal y endocrino de manera constante.
  • La situación económica y la incertidumbre que vivimos están creando un desgaste acumulativo.
  • La privación de libertad derivada de los confinamientos.
  • Las restricciones de los contactos sociales/familiares.
  • El dolor, la enfermedad o fallecimiento de personas queridas.
  • la desesperanza/frustración de no saber todavía cuando se resolverá la pandemia.
  • El aburrimiento, el enfado o quejas constantes.

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Los síntomas

“Lo habitual es sean de intensidad leve o moderada, lo que produce cierto deterioro en la calidad de vida, pero no llega a impactarnos con la suficiente intensidad como para limitarnos por completo. Tristeza, desesperanza, disminución del interés o el placer por las actividades lúdicas que se pueden hacer, deterioro de la calidad del sueño, fatiga o sensación de pérdida de energía, sentimientos de inutilidad, especialmente en las personas que están en paro o inactividad profesional, pensamientos pesimistas recurrentes, y disminución de la concentración”, resume el doctor Miguel Álvarez de Mon, psiquiatra del Hospital Infanta Leonor de Madrid.

“Hay un aumento de síntomas de ansiedad. En ocasiones, resulta difícil discernir entre los miedos que es normal tener en esta situación de pandemia y los miedos patológicos. Básicamente, los miedos patológicos se distinguen de los miedos normales porque dificultan la adaptación de la persona a la circunstancia actual. Además, la preocupación normal y esperable asociada a esta situación produce, en muchos casos, inquietud, irritabilidad ante los inevitables cambios y dificultad para tomar decisiones, fruto del bloqueo mental que están sintiendo algunas personas. Es importante ser responsable y prudente, pero en algunas ocasiones el nivel de preocupación llega a bloquear a la persona; y esto está pasando con frecuencia a medida que avanza la pandemia”.

Cómo sobrellevarlo

  • Normalizar lo que sentimos. “Es normal que podamos sentirnos tristes o estresados”, sostiene Álvarez Cáceres, psicólogo y especialista en ansiedad. Necesitamos no pelearnos con lo que nos ocurre y ponernos manos a la obra para reducir ese estado de culpa.
  • El bienestar debe ser una prioridad. Al igual que nos cuidamos físicamente cuando nos ponemos mascarillas o atendemos las normas de seguridad, tenemos que prestar especial cuidado a nuestro bienestar interior. Necesitamos focalizarnos en lo que depende de nosotros. En el aquí y el ahora. La pandemia nos obliga a vivir un presente en estado puro. No conocemos el mañana, así que pensemos cada día en aquello que podemos hacer para sentirnos bien dentro de las posibilidades y de los recursos que están a nuestro alcance.
  • El autocuidado físico es más importante que nunca.  Para hacerlo, podemos establecer rutinas de ejercicios, aunque sean sencillas, disfrutar de una buena alimentación y, si es posible, pasear diariamente para tomar algo de sol, que es una de las fuentes más importantes de la vitamina D.
  • Necesitamos un descanso psicológico. Ponernos a dieta de noticias que nos dañan. Darnos permiso para desconectar.  La tendencia a consumir historias negativas es tan habitual que se ha inventado un término para denominarla: doomscrolling. Se trata de un estado en el que podemos caer inconscientemente. También necesitamos descansar de nuestras relaciones. Tenemos que evitar ciertas conversaciones en torno a la covid-19 o al miedo. No significa negar su existencia ni olvidarnos de su peligro, sino de no alimentar mensajes que acentúen el desgaste.
  • Contacto con nuestros afectos. Tener el mayor contacto posible con nuestros familiares y amigos a través de las múltiples plataformas disponibles.
  • Pedir ayuda cuando tengamos malestar de manera continuada.
  • Evitar poner fechas a la finalización de la pandemia puesto que no está en nuestras manos.
  • No te aísles. Mantener el distanciamiento social no tiene por qué significar aislamiento.
  • Haz actividades agradables. Las actividades agradables son la base del estado de ánimo. Busca actividades sencillas, que no requieran mucho esfuerzo y que puedas hacer todos los días.

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