COVID-19: La necesidad del uso de una “mascarilla inclusiva”

Las mascarillas se han convertido en un elemento común en nuestras vidas, con el efecto que esto tiene sobre la manera de comunicarnos y cómo interpretamos los gestos faciales.

Para las personas con discapacidad auditiva, la mascarilla puede ser, de hecho, un importante obstáculo.

En el Reino Unido ya han alzado la voz para que se comiencen a comercializar mascarillas transparentes ya que las personas sordas tienen grandes dificultades para ver las expresiones faciales de su interlocutor o leer los labios. Estos hechos generan mucha frustración y empeora la salud mental de doce millones de británicos. 

Claire Cross, del condado de Devon, en el sur de Inglaterra, dijo que las mascarillas -que incluyen un panel de plástico transparente en el lugar de la boca– son “vitales” para quienes tienen limitaciones auditivas.

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En muchos casos la comunicación con el lenguaje de señas es muy importante para estas personas que confían en las expresiones faciales para comprender los significados y las intenciones de otras personas. Las expresiones faciales son parte de la gramática del lenguaje de signos, así como el labio. Se pierde información si no se puede ver la cara”.

A diferencia de la mascarilla clásica, el modelo transparente permite ver las expresiones faciales y leer los labios.

Su uso está ganando terreno poco a poco. Muestra de ello es que se encuentran tutoriales en YouTube para fabricarlas, el entrenador de fútbol americano Nic Seban lleva la suya en el campo de juego, la ministra francesa encargada de las personas discapacitadas la muestra en la Asamblea Nacional o una intérprete del lenguaje de señas del hospital de Portsmouth (Reino Unido) la exhibe en Twitter.

“La lectura labial es para mí una ventaja. Imagínese (o no) que con las mascarillas es complicadísimo”, declara a la AFP Vivien Laplane, un francés sordo de nacimiento y autor del blog “Appendre à écouter” (“Aprender a escuchar”).

En Quebec, la Asociación de Personas con Deficiencia de Audición (APDA) encargó 100.000 mascarillas lavables con ventanas transparentes. “Las ventas se hacen muy rápidamente”, asegura su directora, Marie-Hélène Tremblay.

En Estados Unidos, ClearMask LLC, anunció el martes haber recibido la aprobación de la FDA, la agencia estadounidense de medicamentos, para una mascarilla transparente de uso médico. La empresa producía ya máscaras transparentes no quirúrgicas.

Anissa Mekrabech, una francesa de 31 años con sordera, tuvo la idea de crear un prototipo de máscara transparente después de “pasar por la farmacia donde la comunicación con el personal se ha deteriorado considerablemente debido al uso de la máscara clásica”.

Cofundó la empresa ASA Initia, y se unió a a una importante asociación francesa para discapacitados con vistas a desarrollar y comercializar la “mascarilla inclusiva“.

Con 20.000 pedidos hasta la fecha, este modelo fue el primero en ser homologado en Francia, al que luego se sumó la “mascarilla sonrisa”, de la empresa Odiora. Según el gobierno francés, pronto se homologarán otras dos.

Por parte de las asociaciones, Stéphane Lenoir, coordinador del Colectivo Handicap en Francia, considera las modelos transparentes “un avance”, pero “plantea la cuestión de la generalización y del costo”.

En Francia, una unidad vale entre 10,90 y 15 euros (13 a 18 dólares), y en Quebec, 10,99 dólares (9,27 euros). La estadounidense ClearMask ofrece un lote de 24 mascarillas a 67 dólares (56,5 euros).

Rory Burnham Pickett dice que las mascarillas transparentes que se encuentran en Japón “vienen de Estados Unidos y son caras”.

En Francia, el gobierno reflexiona sobre los dispositivos de ayuda y los pedidos públicos, como preconizan las asociaciones. Para Sophie Cluzel, secretaria de Estado francesa encargada de las personas con discapacidad, “la promoción de las máscaras transparentes permitirá multiplicar la producción y reducir los costos de fabricación y, por tanto, los precios“.

Es necesario democratizar el uso de la mascarilla transparente“, clama Marie-Hélène Tremblay en Quebec.