Davos 2023: En los últimos años se observa una disminución de la colaboración a escala global

En un mundo asediado por retos complejos e interconectados, existe una preocupante tendencia a la división. En los últimos años se observa una disminución de la colaboración a escala global y la doble crisis de la pandemia de COVID-19 y la guerra de Ucrania ha acelerado esa tendencia. Según el Informe de Riesgos Globales de 2023 del Foro Económico Mundial, cuatro de cada cinco expertos de una red internacional diversa afirmaron esperar una volatilidad sistemática en los dos próximos años.

¿Cómo podemos poner freno a esta ola de fragmentación? Debemos ponernos manos a la obra ahora mismo.

La Reunión Anual del Foro Económico Mundial de 2023, reunirá a más de 2500 líderes de Gobiernos, empresas y la sociedad civil para compartir ideas, esbozar planes y formar alianzas con el fin de hacer frente a los retos más urgentes del mundo. Este año se necesita claramente una doble visión: en primer lugar, ¿cómo respondemos a las crisis inmediatas que afectan a todos los rincones del planeta? Y, al mismo tiempo, ¿cómo sentamos las bases para crear un mundo más sostenible y resiliente para el final de esta década?

Es crítico encontrar soluciones significativas para abordar las crisis superpuestas de los recursos globales de la energía y los alimentos, así como las débiles perspectivas económicas. Existe una urgente necesidad de tomar la iniciativa y encontrar maneras de relanzar el crecimiento, el comercio y la inversión frente a estos vientos en contra.

La actual crisis energética plantea graves problemas a los hogares, las empresas, la política y la economía. Los líderes del mundo tienen que tomar decisiones difíciles para proteger a los ciudadanos y para que las fábricas puedan seguir funcionando en el corto plazo, mientras al mismo tiempo se avanza hacia la transición al cero neto y se asegura la competitividad de las economías en el largo plazo. El alza de los precios de la energía también pone en peligro la seguridad alimentaria, ya que el número de personas que padecen una grave inseguridad alimentaria se ha más que duplicado desde 2019, lo que refleja lo interconectados que están nuestros sistemas internacionales.

Al mismo tiempo, el mundo tendrá que hacer frente a dificultades económicas en los próximos meses, pues la elevada inflación, el bajo crecimiento y el fuerte endeudamiento amenazan al empleo y a las empresas. Un reciente informe del Foro determinó que más de dos terceras partes de las pequeñas y medianas empresas (pymes) luchan por su supervivencia. Al mismo tiempo, la crisis del alza del coste de la vida está llevando a millones de personas de todo el planeta a una situación de pobreza.

Mientras las crisis convergen, también deben hacerlo las soluciones. Debemos mantener el impulso a la transición energética, crear sistemas alimentarios sostenibles que respondan a las crecientes necesidades de nuestra población y asegurarnos de proteger a los más vulnerables de las perturbaciones económicas. Con este fin, los formuladores de políticas deben realizar reformas muy necesarias destinadas a reforzar la resiliencia económica y la sostenibilidad, además de subsanar las deficiencias sistémicas reveladas por las crisis actuales.

En esta tarea es crucial identificar innovaciones prometedoras e impulsar las tecnologías emergentes. En los últimos años, el progreso tecnológico trae esperanza para hacer frente a muchos de los retos de nuestro mundo, pero su desarrollo y adopción no ha ido a la par que la demanda. Comunidades como los New Champions, los Pioneros Tecnológicos y UpLink ofrecen proyectos para elevar y promover esta clase de innovaciones en una comunidad colaborativa.

Del mismo modo, el liderazgo sistémico ha sido un concepto más fácil de teorizar que de llevar a la práctica hasta la fecha. Conectar los puntos entre industrias y geografías es un reto complejo y a menudo sometido a fuertes tensiones y demandas conflictivas. Pero es esta complejidad la que requiere acción inmediata. Debemos adoptar un enfoque inclusivo para identificar y desarrollar soluciones y crear espacios para que los líderes compartan buenas prácticas y aprendan unos de otros a través del debate constructivo.

Uno de estos ámbitos es impulsar un cambio para crear empleos que apoyen una economía socialmente inclusiva, como cuidadores y profesionales de la salud, así como empleos que apoyen un cambio hacia una economía más verde, como ingenieros medioambientales. Al mismo tiempo, y a medida que las tecnologías transforman las industrias, debe producirse un esfuerzo global para invertir en la capacitación profesional de los trabajadores para que aprovechen al máximo las nuevas oportunidades económicas y respondan a la evolución de la demanda del mercado.

Como complemento a estos esfuerzos, debemos crear y fortalecer las alianzas público-privadas. Los Gobiernos miran cada vez más a las empresas en busca de conocimientos especializados, ideas e iniciativas que puedan recoger grandes ideas y ponerlas en acción de forma rápida e inclusiva. Por ejemplo, la First Movers Coalition, creada en colaboración con el presidente de EE. UU., Joe Biden, en 2021, une a empresas que trabajan en siete industrias de difícil descarbonización —el aluminio, la aviación, las sustancias químicas, el hormigón, el acero y el transporte marítimo y terrestre — y trabaja para promover y hacer realidad las tecnologías bajas en carbono de aquí a 2030.

Responder a estos problemas globales no es un juego de suma cero. Juntos podremos navegar el complicado año por delante, al tiempo que invertimos en el futuro.