El auge de criptomonedas determina un horizonte similar a las fintech

La transformación digital impulsó nuevos tipos de negocios, las fintech son producto de esta nueva era y –gradualmente- se van incorporando al mercado financiero tradicional, tornándose plausibles de regulación. Sin embargo, en algún momento operaron completamente por fuera del radar estatal. Y se prevé el mismo recorrido para el caso de las criptomonedas, algo que ponen en duda los especialistas, quienes advierten la vulnerabilidad de las transacciones que se encuentran en la mira permanente del ciberdelito.

La irrupción de la pandemia impulsó a los bancos a transformar sus sistemas más rápidamente hacia una plena modalidad online, de contacto limitado y que incluya sistemas biométricos capaces de limitar los usos fraudulentos. Un beneficio que ya ofrecían algunas plataformas de comercio electrónico con vasta experiencia en la materia. En este contexto, la vertiginosa demanda de soluciones urgentes generó que muchas empresas financieras lanzaran funciones y plataformas vulnerables en cuanto a la seguridad.

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El laboratorio de F5 analiza regularmente los casos de ataques a bancos y entidades financieras dado que son objetivos perfectos porque su recompensa es directamente económica. Un reciente informe refleja que el phishing y el fraude de credenciales siguen siendo los principales métodos para cometer estafas sobre este sector y que los atacantes “saltan” de país en país para que sea más difícil rastrear la amenaza.

Al igual que las Fintech, las criptomonedas también ganan interés de los Estados y del ciberdelito. La necesidad de regulación, no sólo está vinculada a fines tributarios, sino que valida y garantiza las transacciones limitando estafas y operatorias delictivas como lavado de dinero y extorsión. Así, las billeteras virtuales adquieren relevancia para delimitar su accionar. En este sentido, Bernabé Crena, especialista de F5 LATAM, duda de esta posibilidad, y asegura que: “las criptomonedas desde su origen surgen bajo diseño arquitectural para no ser reguladas. Se trata de un mercado peer to peer (de persona a persona), totalmente irregular. Esto no quiere decir que sea malo, sin embargo, el anonimato da la posibilidad que sea usado por los cibercriminales. La única manera de regular y gravar las criptomonedas es a través de casas de cambio, ya que éstas si tienen en Argentina cierto marco regulatorio”. Sin embargo, las múltiples ofertas de criptomonedas, impiden avanzar sobre todos los casos de la misma manera: “a diferencia de las cuentas bancarias, es limitada la posibilidad de seguimiento por parte de los estados y agentes de fiscalización, esto es, saber quién recibe el dinero, quién realiza la inversión o de dónde provienen los activos”.

La seguridad asegura la inversión

En grandes montos, la garantía en cada inversión adquiere cada vez más relevancia: “el grado de seguridad de las billeteras virtuales es variado, según el tipo de wallet (billetera), existen frías, calientes y de casas de cambio. Las primeras se caracterizan por tener cierta desvinculación con blockchain, son las más seguras, operan como un pequeño Pen Drive que sólo manipula el propietario de manera física. Sin embargo,  perdiéndolo también se extravía la forma de recuperar el dinero que está en la blockchain y el número de ID de la billetera. Por su parte, las calientes similares a un software tienen seguridad variable porque operan como programas, y también se corre el riesgo de tener problemas para recuperar la inversión en caso que la computadora se rompa. Por último, las de las casas de cambio, además de ser plausibles de regulación estatal, porque cada transacción queda registrada y las entidades que las emiten están reguladas, pueden ser inseguras porque no hay ninguna variable que uno pueda controlar, eso es: que la casa de cambio se funda, desaparezca o tenga outages (apagones o interrupciones), lo cual es bastante común y hay varios casos recientes de esos inconvenientes”, asegura Crena.

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El anonimato que habilita cada transacción es otro dato importante y brinda refugio a los cibercriminales, quienes recurren a la criptomoneda a la hora de cometer delitos, “la billetera registrada en casas de cambio está identificada bajo un nombre. En cambio, las frías o las calientes, son bastante anónimas”, concluye el especialista.