El blockchain puede lograr la transparencia de las elecciones mexicanas

En la actualidad se han encontrado varias inconsistencias en la operación del Instituto Nacional Electoral. Desde las firmas de los candidatos independientes (duplicadas y registros no encontrados), boletas electorales alteradas y la impresión de papeletas que, después de la declinación de la candidata, ya no reflejaban las opciones reales. Todas estas irregularidades afectan la confianza del ciudadano en el sistema y son equivocaciones que se podrían solucionar con TIC.

Según el Latinobarómetro 2017, sólo 15% de los mexicanos confía en la claridad del sistema durante las elecciones. Para solucionar estos problemas naciones como Estonia, Brasil y Sierra Leona están optando por poner en funcionamiento la tecnología de blockchain en su gobernanza digital. De acuerdo a la consultora Deloitte, los gobiernos alrededor del mundo utilizan esta tecnología para: elecciones, monedas/pagos digitales, registro de propiedades y gestión de identidad etc. Por lo que, las inversiones en esta herramienta durante el 2017 abarcaron 945 millones de dólares y para el 2021 se espera que alcance los nueve mil millones de dólares, a nivel global.

Esta herramienta es una base de datos distribuida, estructurada por cadenas de bloques diseñadas para evitar su modificación una vez que un dato ha sido publicado usando un sellado de tiempo confiable y enlazando a un bloque anterior. Convirtiendo a este instrumento en un sistema adecuado para procesar datos en tiempo real, determinar la identidad del ciudadano, evitar la corrupción y eliminar la papelería electoral.

Existen dos tipos de cadenas de información:

Cadena de bloques pública: En esta cualquier persona puede acceder sin ser usuario, consultar las transacciones realizadas, así como participar en el protocolo común. Además, tiene la característica de ser descentralizada en cuanto a que no existe un usuario que tenga más poder que otro en la red y todos los nodos son iguales entre sí.

Este tipo de blockchain se le sugeriría al gobierno, para las operaciones de interés público, como la administración de las finanzas, licitaciones y temas electorales.  De esta manera los ciudadanos podrían ver en tiempo real la preferencia electoral, sin dudar en su veracidad.

Cadena de bloques privada: En esta no todos los datos inscritos tienen una difusión pública, sólo los participantes pueden acceder a consultar todas las transacciones realizadas y modificarlas. Esta cadena de información se le sugeriría al gobierno, para las operaciones en materia de criminalidad.

Para el Estado Mexicano, esta tecnología significa el poder retomar la relación con los votantes y lograrse posicionar realmente como una regencia democrática. Otros de los beneficios al aplicarse serían:

Seguridad: Gracias a esta tecnología se podría determinar la identidad del ciudadano (conocer de qué programas se ha beneficiado y en que votaciones ha participado), asignarle un código a través de criptografía para lograr un voto único. Con esto la duplicidad de votos sería casi imposible

Votos reales: El proceso de la votación sería de manera electrónica y el sistema mantendría constancia de todos los votos realizados, sin que existan intermediarios que puedan modificarlos.

Conteo rápido: Con esta tecnología no se tendría que esperar 23 horas, ya que el conteo sería en tiempo real, incrementando la confiabilidad y posibilidades de auditoría.

Se evitaría la papelería electoral: Al equivocarse el INE o al declinar un candidato, solo sería modificar el sistema, ahorrando un 89% de gastos en papelería.

Según Peter Ostroske, CEO de OFI.com.mx: “El proceso electoral es un tema muy delicado en el país por la desconfianza de los ciudadanos en el propio sistema. Se necesita dar un paso a la descentralización, actualizar los sistemas e invertir en tecnología para que la trasparencia se encuentre presente en todo momento”.

El 2018 es un año electoral crucial, donde el reto de los candidatos presidenciales será contextualizarse y emitir normas que regulen el uso de nuevas tecnologías disruptivas.  Y mostrar en un futuro la democracia que merece México.