El planeta sufre temperaturas record por cuatro años consecutivos

El planeta ha sufrido temperaturas récord durante 2015, 2016, 2017 y 2018 siendo estos los cuatro años más calientes desde que hay registros fiables (finales del siglo XIX), según afirmo ayer la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

Las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con el hombre han elevado aproximadamente un grado centígrado la temperatura global respecto a los niveles preindustriales, concluye el grupo de científicos asesores de la ONU en materia de cambio climático, conocido por sus siglas en inglés IPCC. La cuestión ahora es hasta dónde se llegará y qué impactos se está dispuesto a asumir

Estos gases han estado presentes siempre en la atmósfera regulando la temperatura del planeta. El problema es que, a partir de la Revolución Industrial, la actividad del ser humano ha roto el equilibrio de estos gases (liberados, principalmente, por la quema de los combustibles fósiles) y el planeta no se enfría con la misma intensidad, según la mayoría de los científicos.

La Organización Meteorológica Mundial ha realizado un análisis conjunto de los datos recabados por cinco instituciones internacionales de referencia concluyendo que la temperatura superficial media mundial en 2018 ha sido aproximadamente un grado centígrado superior a la de los niveles era(el periodo comprendido entre 1850 y 1900), y  2018 es el cuarto año más cálido registrado hasta ahora.

El planeta se acerca peligrosamente ya al punto que el Acuerdo de París contra el cambio climático marcaba como la barrera que no se debe franquear si se quiere que el calentamiento quede dentro de unos límites manejables. Ese pacto, que data de 2015, fijaba como objetivo que el incremento de la temperatura se quede entre 1,5 y dos grados.

Para evitarlo se necesita una transición “sin precedentes” y cambios “rápidos” y de “gran alcance” en la electricidad, la agricultura, las ciudades, el transporte y la industria, apunta el informe. Si se quiere cumplir la meta del 1,5 se requiere una disminución en 2030 del 45% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) —el principal gas de efecto invernadero— respecto al nivel de 2010. En 2050, esas emisiones —que mayoritariamente proceden de los combustibles fósiles— deben haber desaparecido, algo realmente complicado.

De hecho, las políticas que los países pusieron sobre la mesa cuando se cerró en 2015 el Acuerdo de París —que obliga a todos los firmantes a presentar planes de reducción de emisiones— llevarían en estos momentos a que el calentamiento llegue a los 3 grados a final de siglo.

Por eso, la meta que se estableció en el Acuerdo de París fue “mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 grados centígrados”. Aunque se añadió: “Y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5”. Esa segunda cifra se incluyó por la presión de los países más expuestos, como las pequeñas islas del Pacífico.

El estudio —que se basa en más de 6.000 referencias científicas— hace un repaso de los efectos de un incremento del 1,5 y los compara con los de una subida de 2 grados.

¿Qué consecuencias tendría superar esa temperatura?

  • El nivel del mar aumentaría 10 centímetros más al pasar de 1,5 a 2 grados, por lo que diez millones de personas más estarían expuestas a los impactos asociados al aumento del nivel del mar.
  • Habrá más impactos en “la salud, los medios de subsistencia, la seguridad alimentaria, el abastecimiento de agua, la seguridad y el crecimiento económico”.
  • El informe apunta a que limitar el calentamiento a 1,5 frente a los 2 grados supondría reducir el número de personas expuestas a los riesgos climáticos y la pobreza en “varios cientos de millones” en 2050.
  • También, limitará la incidencia de enfermedades como el dengue y la malaria y a cambios en su distribución geográfica.
  • implicará más pérdida de especies y extinciones, más incendios forestales y propagación de animales y vegetales invasores.
  • La desaparición prácticamente completa de los arrecifes de coral de aguas cálidas; llegar a un incremento de 1,5 los reducirá entre un 70% y un 90%. Dos grados los borrarían casi por completo.

El 85% de la electricidad tiene que ser renovable en 2050 ya que es la clave en la lucha contra el calentamiento global.

El informe del IPCC baja a lo concreto cuando establece que para poder cumplir la meta de una subida de 1,5 grados hasta 2100 se requiere que en 2050 entre el 70% y el 85% de la electricidad sea de origen renovable, es decir, libre de emisiones de gases de efecto invernadero. El estudio da una oportunidad al gas natural –un combustible fósil–, pero solo si se aplican medidas de captura y almacenaje del dióxido de carbono (CO2), aunque en el informe también se apunta a los impactos medioambientales de estas técnicas.

Las inversiones en el sector energético necesarias para cumplir con una subida de 1,5 grados son unos 900.000 millones de dólares anuales de media entre 2015 y 2050. Y esta cifra asciende un 12% más para el objetivo de los 2 grados.

En el caso del transporte, el informe apunta a un vuelco tremendo para cumplir el objetivo: la cuota de energías bajas en emisiones debe pasar del 5% previsto en 2020 a entre el 35% y el 65% en 2050. En la industria, las emisiones de CO2deberán ser entre un 75% y un 90% menores en 2050 respecto a los niveles de 2010. O entre un 50% y un 80% si el objetivo buscado es el de los 2 grados.

“Muchos de los eventos meteorológicos extremos concuerdan con lo que esperamos del cambio climático”, advierte a través de un comunicado el secretario general de la OMM, Petteri Taalas. La Organización Meteorológica Mundial pone como ejemplo “las olas de calor sin precedentes” en duración e intensidad registradas en enero en Australia y las de frío extremo registrado en EE UU.