El planeta va a pagar caro este tipo de sofisticaciones
El crucero más grande del mundo, el Icon of the Seas de Royal Caribbean, zarpó desde Miami para su viaje inaugural.
El barco fue construido durante 900 días en un astillero de Finlandia y tiene capacidad para 2.350 tripulantes y 5.600 pasajeros (o 7.600 en su capacidad máxima). Sin embargo, ha generado preocupación por sus emisiones de metano. A pesar de que el Icon funciona con gas natural licuado, algunos expertos afirman que los sistemas de este tipo pueden liberar a la atmósfera cantidades perjudiciales de gas metano.
Su bautizo se dio por todo lo alto el 23 de enero, cuando el futbolista argentino Lionel Messi -ahora en las filas del Inter de Miami– pulsó un botón para hacer chocar una botella de champaña contra la proa del descomunal barco.
El barco está construido para funcionar con gas natural licuado (GNL), que se quema de forma más limpia que el combustible marino tradicional, pero plantea mayores riesgos de emisiones de metano. Los grupos ecologistas afirman que las fugas de metano de los motores del barco suponen un riesgo inaceptable para el clima por sus efectos nocivos a corto plazo.
“Es un paso en la dirección equivocada”, afirmó Bryan Comer, director del Programa Marino del Consejo Internacional de Transporte Limpio (ICCT), un grupo de reflexión sobre política medioambiental.
“Estimamos que el uso del GNL como combustible marino emite más de un 120% más de gases de efecto invernadero durante su ciclo de vida que el gasóleo marino”, afirmó.
En términos de calentamiento, el metano es 80 veces peor en 20 años que el dióxido de carbono, por lo que reducir esas emisiones es clave para frenar el calentamiento global.
El transatlántico, matriculado en las Bahamas, cuenta además con siete piscinas, incluido un “lago” de 40.000 galones, seis toboganes acuáticos, un carrusel, lo que Royal Caribbean dice que es la mayor pista de hielo en alta mar, y más de 40 restaurantes y bares.
Con 365 metros de eslora, el Icon arrebatará el título de mayor barco del mundo a un compañero de Royal Caribbean, el Wonder of the Seas, ligeramente más pequeño.
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