¿Es realmente una “Revolución” la Cuarta Revolución Industrial?

Por Luiz Henrique Zimmermann Felchner, Gerente de Aplicaciones de Furukawa Electric Latam

Tal como aconteció en las últimas décadas del siglo XVIII, cuando se inició la Primera Revolución Industrial en Inglaterra, hoy nos encontramos en un proceso de transformación mundial, pero a una escala muy superior. Hay que tener presente que la llegada de las máquinas a vapor, sumadas a otros factores, significó, nada menos, que el paso desde una sociedad basada esencialmente en la agricultura a una basada en la producción mecanizada, con todo lo que ello conllevó en términos sociales, económicos y culturales.

Por lo tanto, si entendemos que la “Cuarta Revolución Industrial” (“4IR”, por sus siglas en inglés) tiene alcances aún mayores, es porque estamos hablando de un cambio difícil de imaginar en toda su magnitud. La Cuarta Revolución Industrial viene transformando la vida de las personas, con innovaciones disruptivas que traen posibilidades inimaginables. En los próximos años, veremos grandes transformaciones en todos los sectores, desde el agrícola a las grandes industrias multinacionales. Se necesitarán, grandes inversiones en tecnologías, pero también de un nuevo perfil de profesionales, que deberán ser capacitados.

No podemos considerar la Cuarta Revolución como una simple compra de tecnología, sino más bien como la unión de innovaciones tecnológicas. Sus principales pilares son: Automatización, Internet de las Cosas, Simulación Virtual, Computación en Nube, Realidad Aumentada, Big Data & Analytics, Ciberseguridad. Donde la base es la conectividad entre personas, máquinas y sistemas.

Ya no es el paso de la producción manual a la mayormente mecanizada, o el arribo de la producción masiva en gran volumen o el aumento y mejora de las industrias, sino que la llegada de la producción totalmente dedicada al cliente final y altamente autónoma. El gran diferencial de la cuarta revolución industrial va mucho más allá de incremento de productividad, pero si producir productos mejores, más inteligentes y totalmente customizados de acuerdo las necesidades de cada cliente.

Para comprender bien los efectos de este proceso hay que tener presentes dos elementos fundamentales a la hora de analizar. El primero de ellos es que debemos comprender que la “Industria 4.0” está a la vuelta de la esquina y que no es, por lo tanto, una denominación más de los departamentos de marketing de empresas tecnológicas, como algunos aún creen.

Por segundo tenemos que pensar en cómo reconvertir muchos de los actuales empleos y conocer los nuevos puestos de trabajo que serán posibles y que se crearán a partir de la “Industria 4.0”. En efecto, las organizaciones requerirán personal con nuevos perfiles, más calificados en temas técnicos, pero también valorizarán más habilidades como la inteligencia emocional y la capacidad de colaborar con otros, por mencionar algunas.

Lo mismo acontece con los países, ya que, si bien muchas naciones podrían perder sus ventajas competitivas, como mano de obra más barata, por ejemplo, podrán aspirar a convertirse en líderes en nuevas áreas y fortalecer su economía. Como podemos apreciar, la criticidad de las tareas asociadas con estos sistemas “ciberfísicos”, la infraestructura de comunicaciones (un verdadero “sistema nervioso”) jugará un rol determinante dentro de la fábrica o la industria.

Estamos hablando de que las redes físicas deberán tener máxima capacidad, alta disponibilidad y resistencia incluso a ambientes hostiles. Y, por cierto, brindar total seguridad a los datos, ya que de ello dependerá, en gran medida, la productividad. Ésta es una revolución, porque implica cambios sociales y culturales que hoy apenas vislumbramos, junto a transformaciones económicas que permearán no sólo empresas sino a industrias completas, detonando de paso cambios locales y globales a una velocidad sin precedentes en nuestra historia.