Fed: Las piezas del puzle van encajando

En las tres recesiones anteriores a la pandemia de coronavirus (1990-1991, 2001 y 2007-2009), el banco central estadounidense alcanzó su nivel máximo de tipos y comenzó a reducir los costes de financiación entre tres y trece meses antes de lo que resultó ser el inicio de la recesión. Esto demuestra lo difícil que es detener la caída una vez que ha comenzado y lo difícil que es adaptar los efectos tardíos de la política monetaria a lo que la economía podría necesitar meses después.
Permitir que una inflación elevada se incruste en la economía es el pecado capital de la banca central, y los dirigentes monetarios de la Reserva Federal seguirían prefiriendo cometer el error de ir demasiado lejos para asegurarse de que la inflación está controlada que quedarse cortos y arriesgarse a que repunte, dijo Antulio Bomfim, jefe de macroeconomía global del equipo de renta fija global de Northern Trust Asset Management y exasesor especial de la junta de gobernadores de la Reserva Federal.
El dólar ha abierto esta nueva semana con una nota positiva, aunque sigue camino de registrar un descenso mensual de aproximadamente el 1%, su segundo mes consecutivo de pérdidas.
La Reserva Federal de Estados Unidos subió los tipos de interés la semana pasada, pero aumentan las expectativas de que ésta podría ser la última subida del agresivo ciclo de ajuste del banco central, que dura ya un año.
El presidente Jerome Powell ha señalado la importancia de los próximos datos, con dos datos de IPC, dos informes de empleo y el índice de coste del empleo a la espera de la reunión de septiembre.
Las cifras del ICL índice de costes laborales) del segundo trimestre se situaron en el 1,0% el viernes, lo que supone una caída con respecto al 1,2% del primer trimestre y un máximo del 1,4% en el primer trimestre de 2022.
Aunque la inflación general ha caído bruscamente desde los máximos de 2022, las lecturas de las presiones subyacentes sobre los precios se han movido más lentamente. El índice de precios de los gastos de consumo personal, excluidos los costes de los alimentos y la energía, se ralentizó notablemente en junio, hasta el 4,1% interanual, tras haber permanecido durante meses cerca del 4,6%, pero sigue siendo más del doble del objetivo del 2%.
El presidente de la Fed, Jerome Powell, dijo la semana pasada que las piezas del “puzle” de la baja inflación pueden estar alineándose, pero aún no lo ve claro.
“Necesitamos ver que la inflación desciende de forma duradera (…). La inflación subyacente sigue siendo bastante elevada”, dijo Powell en una rueda de prensa tras finalizar la reunión de política monetaria de dos días de la Fed. “Creemos que tenemos que seguir trabajando. Creemos que vamos a tener que mantener la política monetaria en niveles restrictivos durante algún tiempo. Y tenemos que estar preparados para subir más”.
“Creo que la economía se encuentra en una especie de fase de ‘último suspiro'”, dijo Thomas Simons, economista de Jefferies para EEUU, con la desaceleración de los préstamos bancarios, el aumento de los costes del crédito y el aumento de la morosidad de los préstamos “en consonancia con el comienzo de cada recesión que hemos visto desde 1980”.
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