FELABAN: La inclusión financiera y el avance de los sistemas de pagos en la región

(Latam) El viaje por una inclusión financiera efectiva tiene un largo recorrido, en especial para países emergentes. Países con ingreso medio, con sistemas financieros en estados de desarrollo medio, con baja profundidad financiera y con un desarrollo institucional que aún debe avanzar profundamente para generar estabilidad económica.

Dentro del estudio de la inclusión financiera, son muchos los trabajos que hablan de los obstáculos que enfrenta el proceso de ampliar la cobertura de los servicios financieros para más grupos de la población. Desde factores económicos estructurales como la pobreza y la informalidad, hasta factores idiosincráticos, culturales y religiosos han sido documentado por expertos, académicos y entidades multilaterales.

FELABAN ha realizado un sondeo entre sus asociaciones bancarias afiliadas para tomar el pulso al tema brevemente y ver una fotografía agregada sobre la percepción de las dificultades. En ese sentido, el principal obstáculo para la inclusión financiera es un empate entre los niveles de pobreza y la informalidad económica de la población. 

De acuerdo con CEPAL, 66 millones de personas en América Latina no cuentan con recursos para comprar una canasta básica de bienes, y 172 millones de personas son consideradas pobres. Los números proyectados por CEPAL para 2024 dan cuenta de un porcentaje de población pobre del 26.8%. Si bien la pobreza está en el nivel más bajo desde 1990, se han encontrado indicios de una desigualdad del ingreso que aun permanece en la región con pocos avances. De acuerdo con el Banco Mundial, la brecha de ingreso entre las ciudades capitales de la región y el resto del país puede ser cercana en promedio al 63% en América Latina. Sobre el particular, temas como la cobertura de la seguridad social, el cubrimiento de los sistemas pensionales, la focalización de los subsidios y la economía del cuidado presentan retos colosales para avanzar en el mediano plazo.

Gráfico 1

Principales obstáculos a la inclusión financiera

Fuente: sondeo hecho por FELABAN entre sus afiliados

En el corto plazo, es claro que los efectos de un menor crecimiento del ingreso durante el período 2014 – 2024 han tenido efectos adversos en el bienestar; con base en los datos de CEPAL, el promedio de crecimiento de la región es tan solo de 0.8% en dicha década. Un caso aparte deja el efecto de la inflación del período 2022-2023 (7.7% y 5.2%) en la región, donde en buena parte este efecto se concentró en rubros como alimentación, servicios públicos, transporte y temas asociados al gasto en salud. Sin duda que este aspecto también redujo el bienestar, contrajo la demanda agregada y llevó a los consumidores a un menor optimismo.

La informalidad económica en la región es un problema de vieja data que impide que un grupo significativo de consumidores pague impuestos, se beneficie de la seguridad social, y cuente con documentación para transar (comprar una propiedad, registrar un negocio, abrir una cuenta de ahorros formal). De acuerdo con CREDICORP, la informalidad económica y la inclusión tiene alta relación: mientras que el 42 % de trabajadores formales se encuentra en un nivel formal de inclusión financiera, solo el 18% de trabajadores informales se ubica en niveles similares. 

El tema de los pagos digitales parece crear un canal concreto para incentivar la formalización. En las siguientes líneas, hablaremos de un trabajo del BIS que menciona la relación positiva que tienen los pagos digitales (Aguilar et.al. 2024) en el PIB. Más pagos formales, trazables y profesionalmente administrados incentivan al consumidor a gastar mejor, ahorrar y destinar recursos a mas inversión y menos consumo. 

El sondeo de FELABAN muestra que existen restricciones legales, regulatorias y de supervisión que aún son un obstáculo. En esto, queremos llamar la atención sobre la importancia que tiene dejar atrás los rezagos de lo que la literatura económica conoce como la represión financiera. En ella, existen rezagos del pasado, donde los mercados se intervienen de manera directa con la intención de ampliar la cobertura y alcance de la inclusión. Sin embargo, es larga y amplia la evidencia que existe en la historia para mostrar que la intervención sin consultar la realidad, conlleva efectos totalmente contrarios y en vez de generar expansión, hay racionamiento y selección adversa. 

Queremos destacar en esta editorial el tema relacionado con la educación financiera del público. América Latina enfrenta retos por definición en sus sistemas educativos en general, pero, adicionalmente, tiene serias dificultades para orientar, educar y brindar información al público objeto de los servicios financieros. 

El concepto de alfabetización financiera es un elemento crítico, porque el público puede usar más los servicios financieros y compararlos, y escogerlos de acuerdo con sus necesidades particulares. Según los estudiosos, esto implica el desarrollo de habilidades, conocimientos mínimos de matemáticas y de una comprensión de lectura que sea aceptable. La académica Ana María Lusardi ha mostrado cómo las personas con menores estudios y menores ingresos habitualmente son quienes tienen menos habilidades y conocimientos financieros. En esto, los grupos más vulnerables de la población como jóvenes, adultos mayores y población rural todavía exigen una atención permanente tanto de la política pública, como de los proveedores de servicios financieros.   

Tal y como lo hemos mencionado, la inclusión financiera es una pieza integral del desarrollo económico, la inclusión social y la construcción de sociedades de un mejor talante. Superar los obstáculos y avanzar generará beneficios para todos, pero, sobre todo, para la población en conjunto. El viaje por eso debe continuar.

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