Foro Económico Mundial: Incrementar la productividad para impulsar el progreso social

Colombia ocupa la posición 57 entre 141 economías que hacen parte del Índice Global de Competitividad (IGC) del Foro Económico Mundial (FEM), el cual mide la capacidad que tiene un país de generar oportunidades de desarrollo económico a los ciudadanos, analizando factores que impulsan la productividad y proporcionan las condiciones para el progreso social, aspecto en el que las empresas desempeñan un papel fundamental.

Según este índice, se evidencia que Chile encabeza la lista de los países latinoamericanos en la posición 33. Por detrás se quedan México (48), Uruguay (54), Colombia (57) y Costa Rica (62). Los últimos de la región son Nicaragua (109) y Venezuela (133). Esto demuestra que el país tiene aún potencial para crecer y las compañías deberán poner su grano de arena para aumentar su eficiencia y competitividad.

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Las empresas inician una década en la que aparecen grandes desafíos. Para lograr aumentar la eficiencia y competitividad tendrán que cambiar sus estrategias tradicionales.

Claudia Vélez, Head of Customer Success de Pragma, habló de este asunto y explicó: “Una de las herramientas que se pueden disponer en las organizaciones son las metodologías ágiles. Estas permiten a las empresas ahorrar tiempo, adelantarse a la competencia, reducir riesgos, afrontar rápidamente los cambios y motivar a los equipos a trabajar con mayor autonomía. En el pasado, la industria del software estaba acostumbrada a enfrentar problemas con métodos y maneras tradicionales, sin entender muy bien cómo afrontar las incertidumbres.”

La nueva vía dejó atrás esa situación. Cuando los ingenieros encontraban un problema, suponían que lo resolverían con una determinada clave, entonces planeaban, diseñaban, desarrollaban y entregaban lo trazado; pero pasaban meses, y al final se daban cuenta de que no era la solución.

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Estamos viviendo tiempos aún más volátiles y con alta incertidumbre, lo que trae como resultado que las necesidades de las personas cambien constantemente. Esto supone un reto para las empresas que buscan innovar en el mercado. Para enfrentar escenarios adversos y generar el impacto que desean, deben evolucionar la esencia de hacer las cosas.

De esta manera, las empresas pueden incrementar la productividad, la competitividad y la visión estratégica de sus equipos, teniendo un alto impacto en el trabajo colaborativo y en la entrega continua de valor en productos y servicios innovadores de alto valor para el cliente final. Históricamente, las compañías son reacias a los cambios culturales, por ello requieren de acompañamiento para hacerlo de la manera idónea, a través -precisamente- de la inclusión de metodologías, técnicas y frameworks de trabajo ágiles, así como en la consultoría en procesos y la formación de líderes con una visión centrada en el cliente.

El rol de la omnicanalidad

Tiene como base el entendimiento de las características y motivaciones del usuario final, desde esa perspectiva la empresa aplica una consultoría frente a los objetivos del modelo de negocio de cada organización y los retos del mercado; a partir de ahí se traza la mejor ruta para la habilitación de un ecosistema omnicanal que proporcione una experiencia única, sincronizada y sin fricciones.

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“Las empresas deben entender que se deben diseñar experiencias digitales de alta exigencia, enfocadas en generar interacciones atractivas e intuitivas para el cliente, soportadas en arquitecturas desacopladas, escalables y sostenibles que ofrecen capacidad de reacción y velocidad en el despliegue de nuevos negocios”, recalcó Claudia Célez, Head de Customer Success en Pragma.

Esto se logra por medio de la integración de sistemas de gestión de contenidos (CMS Headless y micro frontends), creación de aplicaciones web/móviles y los servicios en la nube, garantizando un time to market, desde donde se garantiza más rapidez y una mejor gestión de plataformas.

Ahora, lo ideal es contar quien acompañe a las empresas en la investigación, ideación y prototipado de estrategias omnicanal, así como en la verificación de viabilidad tecnológica de las mismas, haciendo un reúso de componentes y creando flujos centrados en el cliente final.

En otras palabras, esta estrategia se centra en poner a disposición de los usuarios diferentes canales tecnológicos y físicos de información o adquisición de producto que brinden una solución básica a sus necesidades. La clave está en aprovechar al máximo las ventajas de cada uno de los canales que se tienen.

Entre los beneficios más importantes que brinda la omnicanalidad están la personalización de los canales, ya que la marca puede crear un spot específico para cada canal. Por ejemplo, utilizar un canal como Twitter para prestar servicio al cliente y otro como Instagram para mostrar las novedades en sus productos.

Permite, además, una segmentación de clientes; en esta estrategia es importante conocer a los compradores y ofrecerles los canales que van más acorde a sus necesidades. Se pueden definir targets específicos para cada uno de los productos y mostrarlos en diferentes canales.

Otro de los más interesantes que se abre la alternativa a probar y cambiar, abriendo el universo de experimentar en los diversos canales. Para entenderlo, se pueden manejar perfiles en diversas redes sociales y luego contar solo con las que sean funcionales para la empresa.

“Al final, una fuerte estrategia de agilismo complementada con la omnicanal, contribuirán a robustecer a las empresas y llevarlas a otro nivel, convirtiéndolas en referentes del mercado e incrementando esa tan buscada competitividad y eficiencia, concluyó Vélez.