Futurecom cumplió 20 años con la mirada puesta en lo que viene

Por: Ignacio Perrone, Gerente de Investigación Frost & Sullivan @ignacioperrone

Si uno es fanático del tenis, seguro que asociará a Londres con Wimbledon o a París con Roland Garros. Sin ser cosas excluyentes, si uno vive y respira telecomunicaciones, el vínculo entre Barcelona y el Mobile World Congress estará igual de claro. Para quienes vivimos en América Latina, el lazo entre Sao Paulo y Futurecom tiene casi la misma fuerza. Es cierto que no siempre la metrópolis brasileña fue la sede, e incluso este año la expo/congreso cambió de predio, pero en mi visión el encuentro ya es un clásico, no por nada cumplió 20 años, una continuidad envidiable.

El ejercicio de auscultar los temas de los stands siempre arroja cosas interesantes. Este año resaltaba todo lo ligado a 5G. La vaca conectada de Huawei a mi juicio se llevó todos los premios. Un buen intento de demostrar que la 5G ofrece la posibilidad de llegar a áreas remotas y conectar una cantidad enorme de dispositivos, aunque la necesidad de ancho de banda y latencia sería baja. Los autos autónomos serían el otro extremo, un caso de uso para áreas urbanas, baja latencia y alto tráfico. Aunque el empuje de los fabricantes que quieren hacer con esa nueva generación tecnológica es decidido, tal vez los operadores mostraban un poco más de cautela. Es que posiblemente los primeros casos que veamos no sean estos, que más que nada estimulan la imaginación y buscan correr la frontera de lo imaginable.

Está claro que 5G no llegará en 2019 y posiblemente tampoco en 2020 (de hecho, el consenso de analistas en el panel del que participé gracias a la invitación de 5G Americas apuntaba a 2021). De todos modos, empresas de Estados Unidos como Verizon ya empezaron con la guerra de marketing de 5G y posiblemente veamos eso también en América Latina pronto. Pasó con 3G, con 4G y seguro volverá a pasar. Pegar primero, aunque sea marketineramente, siempre tiene su atractivo.

Mientras, la contracara de 5G es la fibra. Y en Futurecom 2018 se vio mucha fibra, muchas empresas vinculadas de una u otra manera con el despliegue u operación de redes de fibra. Y en los debates esto también estuvo presente. Cada vez hay más conciencia de que para que 5G funcione hay que enterrar mucha fibra. Lo mismo pasa con el espectro el otro recurso clave. No sería exagerado afirmar que cada vez se oye más fuerte el reclamo a los reguladores sobre la necesidad de asignar espectro para asegurar el desarrollo en este tema.

Así pasó otra edición de Futurecom, que cuando baja la cortina también anuncia que un año más se acerca a su epílogo. Lo que no se detiene es la ebullición de un sector apasionante, que promete seguir trayendo cambios a la forma en que vivimos y hacemos negocios.