Grave: Argentina fuera del tratado de la OCDE sobre inteligencia artificial por no confiable
La Argentina estaba en la lista para ser incluida dentro de los países firmantes pero ayer la OCDE decidió dejarla fuera por el momento.
La decisión para que Argentina se sume al organismo está sujeta a un Consejo integrado por los países miembros, que son los responsables de aceptar, o no, su incorporación. Una de las primeras razones que se barajó sobre el impedimento del país para formar parte, y en referencia al pedido del presidente, ha sido su actual crisis económica.
De hecho, los análisis de la OCDE calificaron este año al sistema educativo de Argentina (indicador fundamental para la organización) como insuficiente, dado los bajos salarios que perciben los docentes. Al comparar las remuneraciones de 39 países, el Estado argentino quedó relegado al penúltimo puesto.
Los 36 miembros de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) y otros seis países asociados, incluidos cuatro latinoamericanos, adoptaron este miércoles unos principios para que el desarrollo de la inteligencia artificial sirva al interés general y sus creadores sean responsables de su buen funcionamiento.
Se trata, en primer lugar, de que la inteligencia artificial sirva “los intereses de los individuos y del planeta al favorecer el crecimiento inclusivo, el desarrollo sostenible y el bienestar”, explicó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en un comunicado.
Su secretario general, el mexicano Ángel Gurría, se mostró convencido de que estos principios, que no son vinculantes jurídicamente, “constituirán una referencia mundial” como ya ha ocurrido con otras iniciativas similares de su organización.
Junto a los 36 Estados miembros, se asociaron Brasil, Colombia, Costa Rica, Perú y Rumanía.
Todos ellos asumen que los sistemas de inteligencia artificial deben estar concebidos de forma que respeten el Estado de derecho, los derechos humanos, los valores democráticos y la diversidad con garantías para que, por ejemplo, haya una intervención humana si es necesario.
También que se debe asegurar la transparencia y la divulgación “responsable” de las informaciones utilizadas para que las personas puedan saber cuándo están interactuando con dispositivos de inteligencia artificial y puedan contestar los resultados.
Para los 41 países implicados, los sistemas de inteligencia artificial deben ser robustos y ofrecer garantías de seguridad durante todo su ciclo de vida.
Además, las personas y organizaciones que los generen, desplieguen y exploten habrán de ser responsables de su buen funcionamiento y del respeto de esos principios.
La OCDE recomienda a los poderes públicos que faciliten la inversión pública y privada para estimular la innovación en “una inteligencia artificial digna de confianza” que favorezcan sistemas accesibles, que doten a las personas de competencias para su uso, sobre todo en el ámbito laboral.