¿Hasta dónde ha avanzado el Open Banking en México?

El movimiento de Open Banking a nivel mundial representa una oportunidad para que las instituciones financieras evolucionen y pongan al centro las necesidades y experiencias de los usuarios. Este modelo busca que la información pública, transaccional y agregada de las entidades financieras, tanto tradicionales como las nuevas plataformas, pueda ser intercambiada para desarrollar nuevos productos y servicios a medida de los usuarios y, en consecuencia, generar mayor competencia en el sector. 

De acuerdo con el estudio Open Banking en México: diagnóstico y tendencias, elaborado por Finerio, el 90% de los ejecutivos encuestados considera que la banca abierta representa una gran oportunidad para sus empresas, el 72% considera que fomentará el desarrollo de mejores servicios digitales, el 68% considera que fomentará el crecimiento de las empresas financieras y el 65% considera que generará una competencia positiva en la industria. 

“El Open Banking es un sistema que busca cambiar los paradigmas del sistema financiero, empoderar a los usuarios e incentivar la competencia en el sector. La banca abierta puede tener una gran repercusión tanto en Latinoamérica, específicamente en México, por diferentes factores: el proceso de digitalización de la banca tradicional, la irrupción y crecimiento de las fintech, la baja bancarización de un grupo importante de la población y el impulso regulatorio”, señala Nick Grassi, Co-CEO de Finerio Connect, startup mexicana de finanzas integradas.

¿Dónde está México en materia de Open Banking?

El crecimiento del sector fintech en los últimos años obligó al gobierno mexicano a crear un marco normativo sin precedentes y que se ha vuelto un referente a nivel mundial. La Ley para Regular a las Instituciones de Tecnología Financiera, conocida como ‘Ley Fintech’, ayudó a establecer una arquitectura de operación para empresas no bancarias que ofrecen servicios de pagos electrónicos y de financiamiento colectivo. 

Sin embargo, esta legislación estableció que tanto la banca tradicional como cualquier entidad financiera compartan su información con terceros. Esto abrió la puerta para  que más de 2 mil empresas generen combinaciones de intercambio de información que sirve para perfeccionar la oferta a usuarios finales de productos financieros. 

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La Ley Fintech obliga a estas entidades financieras a habilitar APIs, o interfaces de programación de aplicaciones, para que -con previa autorización del usuario- exista un flujo de información sobre productos y servicios, datos agregados de estadísticas de las empresas, e informes transaccionales.

“Aunque faltan avances en la dinamización de la ley y la implementación de políticas públicas de gran alcance para que los usuarios puedan verdaderamente verse beneficiados por esto, la legislación en México ha montado los cimientos para que el Open Banking termine de ser una realidad en nuestro país y pueda tener un mayor impacto”, agrega el  Co-CEO de Finerio Connect. 

En la medida en que el Open Banking continúe su desarrollo, las empresas financieras, tanto tradicionales como innovadoras, seguirán creciendo. El impacto de la banca abierta ya se refleja en la industria mexicana. En México existen 512 startups con soluciones financieras digitales, lo cual representa un incremento de 16% con respecto a 2020, de acuerdo con el Radar Fintech e Incumbentes 2021 de Finnovista. 

Los desafíos pendientes de la banca abierta en México

El cambio del modelo clásico del sector financiero a Open Banking ha llevado a todos los jugadores del sistema financiero, incluso la banca tradicional, a desarrollar mejores servicios digitales. Este modelo promueve la competitividad, lo que resulta en el diseño y desarrollo de productos y servicios para diferentes grupos poblacionales y, a la postre, en mayor inclusión financiera. 

Todavía quedan varios retos pendientes para que la banca abierta pueda tener mayor penetración y pueda potenciar sus efectos. La falta de infraestructura y la brecha digital que aún persiste en México, sobre todo en poblaciones rurales, son dos de los factores que más dificultan el desarrollo del Open Banking en el país. 

Sin embargo, la misma banca abierta ofrece salidas a este desafío, pues las entidades financieras pueden reducir costos al utilizar infraestructura de terceros, precisamente de proveedores de Open Banking, para no tener que invertir ni tiempo ni dinero en desarrollarla ellas mismas. 

“El modelo de banca abierta necesita de la buena voluntad y la planeación estratégica de la industria financiera en su conjunto, de manera colaborativa. El Open Banking ha dado pasos enormes para su consolidación en México, pero todavía se encuentra lejos de su potencial total”, señala Nick Grassi.