Hidrógeno verde: La gran apuesta latinoamericana

El hidrógeno verde o renovable es la gran apuesta de muchos países para aprovechar el potencial de las energías renovables, y al mismo tiempo generar un combustible limpio, que permita reemplazar a los millones de autos y camiones que hoy funcionan a nafta y gasoil.

El hidrógeno verde se obtiene a partir de la electrólisis del agua, un proceso que utiliza la electricidad para separar el hidrógeno del oxígeno que hay en el agua. Es por eso que si la energía utilizada se obtiene de fuentes renovables no se generarán emisiones contaminantes, que agravan el cambio climático. 

En América Latina, se multiplican los proyectos y negocios en torno al hidrógeno verde, elemento indispensable en numerosos procesos industriales y que permite el transporte de energía, con la conversión en calor o electricidad. 

De acuerdo con el informe el informe Green Hydrogen Global Market Report 2021: Covid-19 Growth And Change, se estima que en 2025 el mercado de este combustible limpio el alcance los US$ 2.940 millones.

Chile. México, Argentina, Perú, Colombia y Costa Rica aspiran a ser líderes del mercado mundial del hidrógeno verde, no solo en su producción, ya que también buscar ser exportadores a Europa y Asia, y algunos de estos países hasta plantean alianzas entre ellos.

“El hidrógeno limpio en América Latina tiene muchísimo potencial porque es una región donde ya hay una alta proporción de electricidad con recursos renovables, en algunos países casi el cien por ciento”, dice a DW Michelle Hallack, consultora ejecutiva de Mercados-Aries Internacional, con sede en Madrid.

“El hidrógeno va a jugar un papel fundamental en América Latina y está en todos los escenarios de transición energética y descarbonización de distintos sectores de la industria y del transporte, principalmente”, destaca Juan Pablo Zúñiga, de la Asociación Chilena de Hidrógeno (H2 Chile) y la consultora HINICIO, en diálogo con DW.

América Latina cuenta con algunos de los recursos de energía renovable más abundantes y competitivos del mundo, incluyendo hidroeléctrica, solar y eólica. Los elementos que hacen de la región un líder mundial en energías renovables pueden facilitar un ascenso similar para la producción de hidrógeno limpio en esta década.

Cecilia Aguillon, directora de la Energy Transition Initiative del Instituto de las Américas.

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Se estima que, para 2030, Europa, los Estados Unidos, China, Japón y Corea van a contar con 2,7 millones de autos particulares eléctricos a hidrógeno, que demandarán un consumo de 710.000 toneladas anuales de hidrógeno. El 40% de esa demanda sería producida por esos países, en tanto que al 60% restante tendrían que importarlo. 

Argentina no solo le apuesta a la producción de hidrógeno para consumo interno sino también para exportación, especialmente por el gran recurso eólico en toda la Patagonia, donde el factor de carga supera el 50% en buena parte del territorio.

Juan Carlos Bolcich, fundador de la Asociación Argentina del Hidrógeno, señala que el país puede tener una posición importante en alianza con Chile para la exportación de hidrógeno verde a Japón, Corea o Europa.

El presidente de la Asociación Peruana de Hidrógeno, Daniel Camac, también apunta que las su país tiene abundante energía renovable como para producir hidrógeno verde, y que no solo se piensa en el consumo local, sino en la exportación.

“Lo primero que hemos querido hacer es posicionar en la agenda nacional, tanto en el sector público como del sector privado, que creo que lo hemos logrado obviamente con todas estas reuniones y capacitaciones que hemos desarrollado a lo largo de 2021”, apuntó.

Pero también hay que tomar las cosas con calma, advierte Zúñiga: “Hay muchas expectativas sobre el desarrollo del hidrógeno y el potencial negocio que puede significar. Se dice que podría ser la bala de plata de la transición energética, pero no es así. El hidrógeno viene a contribuir y es una parte de la solución, pero no la panacea”. Este se debiera sumar a medidas prioritarias, como la eficiencia energética y la electrificación directa.

“Se ve como un mecanismo de reactivación económica de la región. Los abundantes recursos naturales que tenemos nos permiten tener costos de producción muy competitivos. Solamente en la hoja de ruta de Colombia, la meta a 2030 representa inversiones de cinco billones de dólares y un despliegue de empleos directos e indirectos de 7 mil a 15 mil puestos”, señala a DW Mónica Gasca, directora ejecutiva de la Asociación Hidrógeno Colombia.

“Chile y Colombia están liderando, seguidos de Brasil, pero no se queda atrás Uruguay, que, al igual que Chile, son países más chicos, pero tienen una capacidad de generación bastante mayor a su demanda interna y se posicionan como exportadores netos de hidrógeno y sus derivados”, destaca Zúñiga.