Deplatforming, el instrumento contra el odio en las redes sociales
Deplatforming, también conocido como no-plataforma , es una forma de activismo político o restricción previa por parte de un individuo, grupo u organización con el objetivo de apagar oradores o discursos controvertidos, o negarles el acceso a un lugar en el que expresar su opinión. Las tácticas utilizadas para lograr este objetivo entre los grupos comunitarios incluyen la acción directa y el activismo en Internet .
También es un método utilizado por las redes sociales y otras empresas de tecnología para suspender, prohibir o restringir selectivamente el acceso a su plataforma por parte de usuarios que presuntamente han violado los términos de servicio de la plataforma , en particular los términos relacionados con el discurso de odio.
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Los proveedores de servicios bancarios y financieros, entre otras empresas, también han negado servicios a activistas u organizaciones controvertidas, una práctica conocida como desplazamiento financiero . El término deplataforma también se refiere generalmente a tácticas, a menudo organizadas a través de las redes sociales, para evitar que se escuchen oradores o discursos controvertidos.
El canal alemán de YouTube “Ein Prozent” (Uno por ciento), tenía poco menos de 12.000 suscriptores. Esa plataforma bloqueó la cuenta de la autoproclamada “Red ciudadana patriótica” debido a varias violaciones de la política contra el lenguaje del odio. Las críticas a ese movimiento no son nuevas: según el presidente de la Oficina Alemana para la Protección de la Constitución, Thomas Haldenwang, esa red incluye en sus “teorías pseudointelectuales elementos ideológicos xenófobos, nacionalistas, racistas y antisemitas”.
Para la “Red ciudadana patrióti”, el bloqueo en YouTube no debería ser una sorpresa. El año pasado, Facebook y el servicio de pago Paypal ya habían prohibido a “Ein Prozent” en sus portales.
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YouTube también bloqueó al rapero de extrema derecha Chris Ares y tres cuentas del movimiento Identitario, incluyendo el canal personal del activista Martin Sellner. Otros proveedores, como Facebook, también tomaron medidas rigurosas, incluso contra las páginas del Movimiento Identitario alemán y Pegida, movimientos xenófobo e islamófobos de extrema derecha. La ideología de la conspiración QAnon se extendió tan ampliamente en 2020 que Facebook eliminó más de 900 grupos de Alemania en un día.
Deplatforming funciona
Según el Instituto para la Democracia y la Sociedad Civil de Jena, Alemania, la deplatforming es relativamente exitosa. En su reciente estudio “Hate not found (Odio: no encontrado)”, de noviembre de 2020, se concluye que “la desplataformización funciona” porque limita significativamente el “poder de movilización”. “El hecho de que varios actores clave ya no tengan acceso a las plataformas hace que pierdan una gran amplitud de alcance y, por lo tanto, de importancia”, dijo a DW Maik Fielitz, coautor del estudio, junto con Karolin Schwarz. “Muchos medios de comunicación ya no prestan atención a lo que esas plataformas comparten allí, y tienen menos oportunidades de ponerse en escena”.
Pero aún existe el peligro de que las ideas racistas tengan cada vez más éxito en plataformas alternativas, como Telegram, por ejemplo. “Pero esto no sólo tiene que ver con la deplatforming, sino también con una tendencia general de la sociedad: la emigración hacia los servicios de mensajería que mezclan lo privado y lo público”, apunta Fielitz. Sin embargo, “cuanto más grande sea una plataforma, más probable es que los ultraderechistas tengan que moderar su conducta”, considera Fielitz.
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“No siempre es fácil detectar el contenido de odio como tal”, explica Fielitz.
Un ejemplo de una controvertida elección de palabras es el término “pieza de oro”, en referencia a un discurso del político Martin Scholz, que describió la visión de los refugiados sobre la Unión Europea y su fe en Europa, diciendo: “Lo que estos refugiados nos traen es más valioso que el oro”. Desde entonces, el término “pieza de oro” ha sido utilizado como sinónimo de refugiados en círculos de extrema derecha, a fin de evitar el bloqueo.
No obstante, la “desplataformización” tardía es un problema, porque cuanto más tarde “se tomen decisiones de bloqueo o eliminación, más difícil será justificarlas”, dice también el estudio “Hate no found”. Entonces, las plataformas se enfrentan a la acusación de que están actuando arbitrariamente.
Víctimas o victimarios
“Movimientos como ‘Ein Prozent’ usan los bloqueos para afirmar que están siendo oprimidos”, advierte la consultora Herkenhoff. “Esa es una narrativa común para presentarse como víctimas que resisten”. “Ein Prozent” afirma en su sitio web que sus miembros quieren “silenciar a los conservadores, a los derechistas”.
Para los que propagan el odio, en cambio, la supresión “es convertida en una presunta evidencia de la relevancia del contenido borrado”. Activistas de extrema derecha como Martin Sellner incluso se jactaban de estar entre los más borrados de internet.
Lo cierto es que este movimiento neonazi, gracias a la deplatforming, en lugar de unos 12.000 suscriptores de YouTube, ahora tiene que conformarse con unos 250 suscriptores, al menos por el momento.