La crisis de los chips era esperable ya a fines de 2019

La escasez de chips afecta en forma transversal a todo tipo de empresas, desde las automotrices hasta la de los electrodomésticos, si olvidarnos de los celulares y computadoras. Las entregas se ralentizan y los precios al consumidor suben estrepitosamente. La pandemia es una de las tantas causas de que esto ocurra, pero no la única.

En abril, el CEO de Intel, Pat Gelsinger, advertía que pasarán al menos dos años hasta que la producción satisfaga la magnitud de la demanda. Su competidora Lisa Su, de AMD, reconoce que su compañía ha optado por priorizar la fabricación de chips de alta gama frente a los de menos complejidad (que también son menos rentables).

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Chuck Robbins, el jefe de Cisco, dijo a la BBC: “En este momento, es un gran problema, porque los semiconductores van en prácticamente todo. Aunque los proveedores están desarrollando más capacidad y eso mejorará cada vez más durante los próximos 12 y 18 meses“.

Todos los expertos apuntan que para volver en esta década a un equilibrio entre oferta y demanda será preciso duplicar la capacidad global de producción. Asimismo, sería imperativo diversificar eslabones de la cadena de suministro que actualmente se concentran “peligrosamente” en Asia. Éste es el punto de vista de un estudio que la Semiconductor Industry Association (SIA) estadounidense encargó a BCG Consulting.

Antonio Varas, consultor de la oficina de BCG en California y principal autor del documento, en conversación con La Vanguardia empieza por exculpar a la covid-19. “La escasez actual es insólita en el sentido de que abarca todas las categorías de semiconductores, a diferencia de crisis anteriores, que castigaban a unas categorías a la vez que daban respiro a otras. Su causa fundamental ha sido un incremento brutal de la demanda, que estaba prevista o bien pudo predecirse. Evidentemente, la pandemia ha agravado ciertos rasgos, pero sus causas ya eran visibles en el 2019”.

“Me gustaría matizar –dice Varas– que no ha sido por falta de inversión. En realidad, la inversión ha seguido creciendo más del 4% anual, mientras se esperaba que la demanda creciera un 7% u 8%. Este desajuste habría provocado una tirantez soportable, ya que lo normal es no utilizar más del 85% de la capacidad instalada”. Y los datos revelan que la demanda creció menos de lo previsto. Pero en el 2019 ya era tarde para reaccionar en una industria habituada a trabajar sin inventarios, un dogma que supuestamente es signo de eficiencia.

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El consultor español diagnostica que “han coincidido varias tendencias estructurales: todos los dispositivos surgidos en los últimos años necesitan más semiconductores por unidad que los anteriores. Y esto se sabía antes de la pandemia”.

El rol de los mineros de bitcoin

Detrás de la escasez de componentes se encuentran multitud de factores entre los que el auge de criptomonedas como bitcoin juega un papel fundamental. “Se ha dado una tormenta perfecta alrededor de los semiconductores, la pandemia, ciertos problemas climáticos y la minería de criptomonedas ha hecho que los dos principales fabricantes de semiconductores en el mundo, Samsung y TSMC, se vean saturados”, asegura Carlos López Ardao, jefe del departamento de Ingeniería Telemática en la Universidad de Vigo.

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Todas estas divisas digitales están basadas en la tecnología del “blockchain”, que para garantizar que nadie es capaz de romper el sistema obliga calcular una serie de retos matemáticos que necesitan de una enorme potencia de cálculo. Se denomina mineros a los ordenadores que forman la red y validan las operaciones de compra y venta de las criptomonedas.

Al realizar esta labor, el sistema les ofrece 6,25 bitcoins por cada reto que resuelven en un momento en el que cada una de estas monedas digitales está valorada en más de 30.000 euros. Ante esta situación, López Ardao señala que se está produciendo una auténtica “carrera por la minería por parte de los grandes centros de datos que compran miles de ordenadores conectados a tarjetas gráficas que utilizan los semiconductores, agravando su escasez”. A día de hoy, la minería de criptomonedas como el bitcoin se encuentra controlada en su mayor parte por un oligopolio de compañías mayoritariamente chinas dedicadas a mantener la red

Difíciles de fabricar y con alto coste de producción

Fabricar chips es difícil y las condiciones de fabricación requieren un coste muy alto, además de los años que se necesitan para la construcción de las fábricas. Varios países como China, Estados Unidos e incluso Europa, están considerando medidas para lograr una autosuficiencia de semiconductores y solventar no sólo la escasez actual, sino satisfacer una demanda que seguirá aumentando a la par de la evolución tecnológica.