La Era Inteligente: Tiempo de cooperación

(Global – WEF) Hace casi una década, en 2016, acuñé el término Cuarta Revolución Industrial. Podía ver un mundo en el que la fusión de nuestras realidades física, digital y biológica transformaría las industrias y las sociedades. Sabía que esta revolución tenía el potencial de cambiar profundamente todos los aspectos de nuestras vidas.

Pero ahora, a medida que asistimos a la aceleración exponencial del cambio tecnológico, está claro que ya no solo estamos inmersos en un cambio industrial. Estamos entrando en la Era Inteligente, una era que va mucho más allá de la tecnología. Se trata de una revolución social que tiene el poder de elevar a la humanidad —o, en cambio, de fracturarla—.

La Era Inteligente, impulsada por los rápidos avances en inteligencia artificial (IA), computación cuántica y blockchain, está transformando todo en tiempo real.

La Era Inteligente ha llegado

Estas tecnologías convergentes están remodelando el tejido mismo de nuestro mundo, exigiendo una adaptación rápida y cooperación global.

Para que esta transformación favorezca el desarrollo de la sociedad en lugar de dividirla, debe ir mucho más allá de los avances tecnológicos para mejorar realmente el potencial humano. Es imperativo que desarrollemos inteligencia ambiental, social y geopolítica junto a inteligencia tecnológica.

La IA y la automatización ya están causando disrupciones en sectores enteros. En el sector de la salud, algunos sistemas basados en IA están superando a los humanos para el beneficio de los pacientes. En el campo del diagnóstico, la IA ayuda a los médicos a tomar decisiones más precisas, analizando enormes conjuntos de datos para descubrir nuevos fármacos y desarrollar planes de tratamiento personalizados basados en información genética.

En la agricultura, los productores están utilizando la IA para optimizar los rendimientos de las cosechas, mientras que las industrias manufactureras están utilizando sistemas inteligentes para mejorar la eficiencia de la cadena de suministro y reducir los residuos. Incluso el sector de finanzas, uno de los más conservadores, está siendo revolucionado por algoritmos impulsados por IA que predicen los movimientos del mercado con una precisión y rapidez cada vez mayores.

Pero también hay riesgos y desventajas potenciales. La automatización va a desplazar a millones de trabajadores y, aunque creará nuevas oportunidades, tenemos que asegurarnos de que contamos con las políticas, los sistemas educativos y las redes de seguridad social necesarios para ayudar a las personas en la transición a nuevos empleos. Los beneficios económicos de estas transformaciones deben compartirse ampliamente si queremos evitar que se agraven las desigualdades que amenazan la cohesión social.

La Era Inteligente también está transformando nuestra forma de vivir. Las ciudades se están volviendo cada vez más inteligentes, con sensores e inteligencia artificial que lo gestionan todo, desde el tráfico hasta el consumo de energía. Estas ciudades inteligentes, y los hogares inteligentes que las integran, no solo son más eficientes, sino que están diseñadas para ser más sostenibles, reducir las emisiones de carbono y mejorar la calidad de vida.

Con el surgimiento del metaverso y los mundos virtuales, la línea entre lo digital y lo físico es cada vez más difusa. Están surgiendo espacios virtuales en los que las personas pueden trabajar, socializar e incluso poseer activos digitales, dando paso a nuevas formas de interacción económica y social. Este cambio hacia una realidad más mixta puede impactar profundamente la forma en que definimos el espacio personal, la propiedad y la comunidad.

Inteligencia social, geopolítica, tecnológica y ambiental

Sin embargo, la enorme demanda energética de estas nuevas tecnologías, especialmente en áreas como la minería de criptomonedas y la computación de IA, debería hacernos reflexionar. Este factor debe equilibrarse con la creación de soluciones de energía renovable. La inteligencia ambiental consiste en garantizar que la Era Inteligente no agrave el cambio climático ni agote nuestros recursos naturales, sino que nos ayude a mitigar los riesgos ambientales para construir economías más sostenibles.

La Era Inteligente está alterando fundamentalmente nuestra forma de comunicarnos, tanto entre nosotros como con el mundo que nos rodea. La IA está llevando la comunicación instantánea y global al siguiente nivel, permitiendo la traducción en tiempo real entre idiomas, la generación automática de contenidos y mensajes hiperpersonalizados que se adaptan a las preferencias y comportamientos individuales. Las plataformas impulsadas por la IA ya están empezando a mediar gran parte de nuestra comunicación, ya sea a través de algoritmos de redes sociales que deciden qué contenidos vemos o de asistentes virtuales que gestionan nuestros horarios e interacciones. A medida que estos sistemas se vuelvan más sofisticados, conformarán cada vez más el flujo de información en la sociedad, planteando importantes cuestiones sobre el sesgo y la desinformación.

A medida que delegamos más la toma de decisiones a los algoritmos, corremos el riesgo de exacerbar las divisiones sociales. Especialmente si los sistemas no están diseñados con equidad, inclusión y una comprensión de lo que significa ser humano.Inteligencia social significa comprender los impactos sociales más amplios de la tecnología y garantizar que la Era Inteligente fomente una mayor inclusión y equidad, no una mayor división y polarización.

Con el advenimiento de la Era Inteligente, nos enfrentamos tanto a oportunidades como a riesgos sin precedentes. Para navegar por esta nueva era de forma responsable, necesitamos esfuerzos globales coordinados en todos los sectores de la sociedad. Los responsables políticos deben trabajar con rapidez para establecer regulaciones que garanticen que la IA, la computación cuántica y el blockchain se utilizan de forma ética y en beneficio de todos. Los sistemas educativos deben evolucionar para preparar a las futuras generaciones para un mundo laboral en el que muchos empleos tradicionales ya no existan y en el que estén surgiendo nuevos roles que requieren conjuntos de habilidades totalmente diferentes. Las empresas deben replantearse sus modelos, asegurándose de que se adaptan al dinamismo de la Era Inteligente y fomentando al mismo tiempo un entorno que no deje atrás a trabajadores y sectores enteros de la sociedad.

Para lograrlo, necesitamos inteligencia geopolítica para navegar por los cambiantes paisajes del poder global. La IA en la exploración espacial ya está creando nuevos desafíos de seguridad y conflictos potenciales. La inteligencia geopolítica implica comprender cómo se entrecruza la tecnología con la dinámica del poder global y fomentar la colaboración en lugar de la competencia.

Colaboración para la Era Inteligente

Por eso, en la próxima Reunión Anual del Foro Económico Mundial en Davos, hemos elegido el tema “Colaboración para la Era Inteligente“.

La cooperación global es esencial si queremos dirigir esta revolución hacia un resultado positivo. Debemos crear marcos internacionales para la gobernanza de la IA y las tecnologías emergentes, promover el uso responsable de los datos y garantizar que todas las naciones, independientemente de su nivel de desarrollo, tengan voz en la configuración del futuro.

Ya hemos cruzado el umbral de la Era Inteligente. Depende de nosotros determinar si nos conducirá a un futuro de mayor igualdad, sostenibilidad y colaboración, o si profundizará las divisiones que ya existen. La ventana de oportunidad es estrecha, pero con acción colectiva y liderazgo responsable, podemos aprovechar el potencial de esta nueva era y construir un mundo que beneficie a toda la humanidad.

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