La Internet abierta, herida fatalmente

La batalla por el Internet libre en Estados Unidos tomó un giro desagradable luego de que algunos de los principales carriers decidieran brindar planes que atentan claramente contra el principio de neutralidad de red.

T-Mobile anunció que ofrecería una tarifa preferencial para que sus usuarios utilicen aplicaciones de música vía streaming como iTunes, Pandora y Spotify sin gastar la data consignada en sus planes 4G LTE.

En similares términos se realizó la presentación de otra iniciativa por parte del operador rival Sprint, pero otorgando acceso móvil irrestricto a redes sociales como Facebook, Twitter y Pinterest.

A pesar de lo atractiva que podrían resultar estas ofertas para los titulares de líneas prepagas, ambas esconden el propósito de regular y eventualmente impedir el acceso irrestricto a otros contenidos.

Además, plantean un complicado escenario para las startups, que se verían en la obligación de negociar con las telcos una tarifa preferencial para garantizar acceso masivo a sus productos, una traba poco saludable en un ecosistema signado por la innovación constante.

A escala internacional el fenómeno halla su correlato en la aplicación presentada por Internet.org bajo la supervisión creativa de Facebook, que dará acceso gratuito a Internet y a una batería de apps suplementarias como AccuWeather, Wikipedia y la red social de Mark Zuckerberg.

Aunque son encomiables las iniciativas para cerrar la brecha digital en países con escasísima penetración de banda ancha, acotar estas variables desde el principio marca un precedente poco feliz cuando la naturaleza misma de la red de redes es la libertad e igualdad de condiciones para acceder a sus contenidos.

Se configura entonces un escenario penoso a futuro: un Internet tan vasto como la planilla de programación de un cableoperador, donde los suscriptores pueden elegir sólo entre las aplicaciones pactadas por su ISP y el mejor postor. En ese zapping, fallecerá cualquier indicio de la Web tal como la conocemos.