¿Las monedas digitales van a acabar con el dinero en efectivo?
El Banco Central Europeo ha anunciado el uso del euro digital debido a que cada vez más se utiliza menos el pago en efectivo. La entidad bancaria planifica este cambio desde octubre del 2021.
La moneda digital complementará a los billetes y monedas físicas y será una alternativa más a la hora de hacer una compra, aunque no descarta el fin del billete físico.
Según un estudio del BCE, el uso de monedas y billetes como medio de pago en 2022 se desplomó 13 puntos respecto al anterior estudio de 2019.
El efectivo fue usado en el 59% de las transacciones en 2022, frente al 72% de 2019 y el 79% en 2016, debido al creciente protagonismo de los medios de pago electrónicos.
Existen varias razones por las que se cree que el dinero en efectivo podría desaparecer en un futuro cercano. En primer lugar, cada vez más personas utilizan tarjetas de crédito y débito, así como aplicaciones de pago móvil, para realizar sus compras. Según un informe de la Reserva Federal de Estados Unidos, en 2019, solo el 26% de los pagos realizados en ese país se hicieron en efectivo.
Además, el dinero en efectivo es costoso de producir y distribuir. Según un informe del Banco de Pagos Internacionales, el costo anual de producir y distribuir billetes y monedas en todo el mundo supera los $200,000 millones de dólares.
En algunos países ya se habla del fin del dinero en efectivo incluso en este mismo 2023. Este es el caso de Suecia. Curiosamente, el país que emitió el primer billete en toda Europa, en 1661, podría acabar con el efectivo en cuestión de meses.
En 2010, el 39% de los suecos usaban el efectivo de forma habitual para sus pagos. En 2020 cayó al 9%. Se espera que en 2023 este porcentaje sea testimonial, haciendo de Suecia el primer país que prácticamente no usa el efectivo como medio de pago.
¿Qué son las CBCD?
Las CBCD son, por sus siglas en inglés, Central Bank Digital Currency, es decir, monedas digitales de los bancos centrales. Es decir, una moneda digital emitida por un banco central.
Estas monedas funcionarían como cualquier otra moneda fiduciaria, pero están respaldadas y garantizadas por el banco central de un país. Esto significa que el banco central es responsable de la estabilidad del valor de la moneda y la estabilidad de la red.
Por tanto, las CBDC podrán ser utilizadas para realizar pagos, transferir fondos, almacenar valor y comprar y vender activos. Además, estas monedas digitales podrán utilizarse tanto en línea como en el mundo físico, al comprar en una tienda.
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Algunos países ya están trabajando en el desarrollo de sus propias CBDC. Por ejemplo, China ha lanzado su moneda digital, el yuan digital, que ya está siendo utilizada en algunas ciudades del país. Otros países, como Suecia y Canadá, también están estudiando la posibilidad de lanzar sus propias CBDC.
Las CBDC podrían tener varios beneficios sobre el dinero en efectivo. En primer lugar, podrían reducir los costos de producción y distribución de dinero. Además, podrían mejorar la eficiencia de las transacciones y reducir el riesgo de fraudes y robos. También podrían facilitar la inclusión financiera, permitiendo que las personas que no tienen acceso a servicios bancarios puedan realizar transacciones digitales.
Sin embargo, la introducción de las CBDC también plantea algunos desafíos. Por ejemplo, podría haber preocupaciones sobre la privacidad y la seguridad de los datos personales de los usuarios. También podría haber preocupaciones sobre la estabilidad financiera y la influencia del banco central en la economía.
A favor del efectivo
Javier Rupérez, ex embajador de España en EEUU (también fue diputado y senador), se ha convertido en una suerte de embajador del dinero en efectivo. Rupérez reclama desde la presidencia de la plataforma Denaria una sociedad que tenga libertad de elección, para lo cual se necesita que el efectivo llegue a todas partes y sea aceptado en todos los sitios como medio pago.
El efectivo está presente en la economía desde hace prácticamente 2.000 años, ha supuesto una referencia en términos de fiabilidad, de libertad, privacidad y contabilidad.
Hay grupos sociales que necesitan el efectivo, como son las personas mayores que por diversas razones no tienen capacidad para comprender cómo funciona el sistema digital; personas con discapacidad, personas que viven en lugares lejanos de las grandes urbes, lugares donde han ido desapareciendo las oficinas y los cajeros, y que no pueden acceder al sistema económico actual.
Por otro lado, está la cuestión de la privacidad. Todos los sistemas digitales trazan y siguen de forma precisa qué hacemos, dónde estamos, qué compramos, cuánto pagamos, quiénes somos.
Hoy el fraude está mucho más extendido en el sistema digital que en el efectivo, los grandes fraudes se producen a través de los sistemas digitales.