Los bancos centrales se vuelcan al lanzamiento de sus propias criptomonedas

La inmensa atención que está recibiendo bitcoin, cuyo precio ha batido el registro de los 2.700 dólares, ha suscitado un intenso debate en torno a sus usos. Mientras los inversores se vuelcan en esta y otras monedas digitales (las conocidas como ‘altcoins’) que ya alcanzan, en su conjunto, una capitalización de mercado de más de 80.000 millones de dólares, las autoridades monetarias de todo el mundo toman posiciones, en muchas ocasiones contrapuestas, sobre el estatus legal de estas divisas ‘online’. Mientras valoran cómo regular un sector que tiene muchos claroscuros, también ponen a trabajar sus laboratorios de ideas para experimentar con divisas virtuales soberanas.

El tratamiento oficial que se da a estos activos virtuales ha cambiado mucho en este 2017. En países donde estaban prohibidos, como Rusia o Brasil, ahora se estudia establecer una normativa ‘ad hoc’ para las divisas ‘online. El regulador del mercado de las divisas de China (SAFE, por sus siglas en inglés) ha aflojado el control que trató de imponer a inicios de año al uso del bitcoin, para mitigar las fugas de capitales y el blanqueo de dinero a través de las casas de cambio del país. Pero el giro de 180 grados en las reglas del juego se ha producido en otro país asiático. Se trata del paso definitivo hacia su adopción que ha dado Japón, donde el máximo organismo de los mercados financieros ha decidido respaldar el uso de la criptodivisa entre la población y ha cambiado su estatus al de moneda de uso legal. Más de 300.000 empresas y negocios hacen cola para aceptar la más popular de las monedas ‘online’ como medio de pago, un hecho que ha catapultado el precio del bitcoin y que ha convertido a Japón en el mayor ‘mercado del oro’ de las divisas virtuales, con un 48% de su volumen de transacciones.

Lejos del caso nipón, las reservas con las que los supervisores monetarios tratan estos activos no son un capricho. La realidad es que las monedas virtuales no se sujetan a las reglas de las divisas soberanas, ya que en su misma esencia está la de ser dinero descentralizado y sin regulaciones. Su naturaleza incrementa las dificultades para llevar a cabo una trazabilidad de las operaciones y las convierte en un instrumento muy atractivo para el lavado de capitales, blanqueo de dinero y evasión de impuestos. Sin dejar de lado otros usos mucho más sórdidos, como ser moneda de cambio en el cibercrimen o facilitar todo tipo de transacciones ilícitas en la ‘dark web’.

JUGANDO CON BLOCKCHAIN…

Así, mucho más prudentes que las autoridades de Japón, aunque sin atreverse a ponerle puertas al campo, algunos bancos centrales se han unido a la última tendencia en la creación de dinero y estudian ofrecer alternativas a las monedas virtuales descentralizadas. Organismos como el Rijsbank (el Banco Central de Suecia), el Banco Popular de China (PBoC) o el Banco Central Europeo (BCE) consideran los pros y los contras de plantarle cara definitivamente al bitcoin y lanzar monedas soberanas virtuales.

La misma presidenta de la Reserva Federal (Fed) de EEUU, Janet Yellen, reconoció a inicios de año la “importancia” de este sistema y anunció que el organismo estadounidense está investigando qué aplicaciones puede dar al blockchain, aunque sin ir tan lejos como para embarcarse en la creación de un dólar virtual. Pero otras entidades sí han visto la oportunidad de hacerle frente a muchos de los problemas intrínsecos de las criptodivisas, ofreciendo una alternativa que cuenta con numerosos beneficios, ya que, además de imponer su uso sobe las más de 700 ‘altcoins’ del mercado, podría acabar con la economía sumergida y supone un coste menor que el modelo actual del papel moneda.

La idea no es nueva. Desde 2014, el PBoC coquetea con la idea de una divisa virtual respaldada por el Gobierno chino y a inicios de este año -coincidiendo con el golpe a las casas de cambio de bitcoins de inicios de año para combatir las fugas de capitales- y condujo un experimento con una moneda virtual con varios bancos del país como el Banco de China o WeBank. Ecuador lanzó en 2015 su Sistema de Dinero Electrónico (SDE), que se ha ido implementando poco a poco y se prevé que se extienda a los pagos de impuestos y tributos y otros sistemas similares funcionan en varios países de África, principalmente Senegal.

A finales del año pasado también se conoció que el Banco de Inglaterra sopesa una iniciativa en esta línea y realizó un estudio en el que analiza el posible impacto de implantar un sistema de moneda digital para los bancos centrales, con un valor de emisión en torno al 30% del PIB respaldado por bonos, podría elevar el crecimiento hasta un 3% anual de forma permanente. “Debido a las reducciones de los tipos de interés reales y los costes de transacción, la implantación de un sistema de moneda digital como instrumento de política monetaria podría ayudar a estabilizar los ciclos económicos”, señalan desde el supervisor. Pero una de las propuestas más avanzadas es la del lanzamiento de la ‘ecorona’ por parte del Rijskbank, que podría estar a punto a finales de 2018, según ha confirmado el mismo banco central sueco.

La posibilidad de usar la tecnología ‘blockchain’ -el sistema que garantiza las transacciones de la moneda virtual- para crear monedas oficiales se celebra desde asociaciones como Dinero Positivo, que defiende la propuesta de que el dinero lo cree únicamente una entidad estatal y no la banca privada. “En el largo plazo, si el experimento sale bien, el 100% del dinero podría ser emitido de esta manera”, afirma Álvaro Perales, miembro de la entidad. “El hecho de que una moneda soberana emitida por un banco central pueda circular electrónicamente nos parece un evento monetario de primer orden que no ha sido suficientemente discutido ni comprendido. En principio, esta moneda tendría las ventajas del bitcoin sin sus inconvenientes, pero es necesario estudiarlo a fondo y debatir a amplio nivel antes de su emisión”, comenta.

En el caso sueco la motivación del supervisor para contemplar el dinero virtual ha sido el dramático desplome de los pagos en efectivo, que han descendido un 40% desde 2009, en contraposición a las compras online y los pagos con tarjeta. Pero Luis Meijueiro, miembro del grupo de investigación, junto a Raúl Alonso y Andrés Berdasco, sobre la tecnología de la ‘cadena de bloques’ de Fundación Centro Tecnológico de la Información y la Comunicación (CTIC), enumera otras razones por las que las autoridades monetarias quieren lanzar sus propias monedas ‘online’ reguladas y centralizadas: “Por un lado, para combatir ciertas prácticas ilícitas. Por otro, pretenden dominar un mercado que se ha creado al margen del sistema monetario y que cuestiona su supremacía, por no decir su propia existencia”. En definitiva, quieren “recuperar el monopolio de un mercado donde han perdido completamente su dominio, a la vez que experimentar con la tecnología ‘blockchain’ que sustenta el bitcoin”, explica.

Pero para el experto de la Fundación CTIC estos esfuerzos son estériles ya que, con estas medidas “esperan frenar la adopción masiva de bitcoin, pero al final serán los usuarios los que marquen la dirección de las divisas virtuales, soberanas o no”. Los investigadores también reprochan, no sin cierta ironía, la falta de conocimiento de las autoridades acerca de una materia sobre la que pretenden aterrizar y sentar cátedra. “Si nos sentamos ante el Consejo del BCE y les preguntamos cuántos han usado bitcoin, no habrá muchas manos levantadas (por no decir ninguna)”, afirma.