Los terroristas siguen en Facebook a pesar de las promesas

En las audiencias de abril ante el Congreso de EU, Mark Zuckerberg presumió que los programas de inteligencia artificial de Facebook ([FB]) están contrarrestando el extremismo en su red social.

“Algo que me enorgullece son nuestras herramientas de inteligencia artificial que nos ayudan a acabar con el contenido terrorista vinculado a ISIS y Al-Qaeda, eliminando el 99 por ciento de ese contenido antes de que alguien nos lo señale”, dijo el CEO en el reporte financiero de abril. Los ejecutivos de Facebook dijeron lo mismo en mayo durante la conferencia anual de desarrolladores. Pero tal mordaza solo aplica a las publicaciones de esos dos grupos, pues otros pueden reclutar más o menos a 2 mil 200 millones de usuarios en el sitio.

Según un análisis de Bloomberg Businessweek, al menos una docena de grupos clasificados como terroristas por Washington tienen presencia en Facebook. Eso incluye a Hamás y Hezbollah en Medio Oriente, Boko Haram en África Occidental y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Los grupos terroristas usan cualquier recurso para atraer partidarios, desde fotografías de las muertes causadas por sus enemigos hasta noticias cotidianas sobre los servicios sociales que ofrecen. Varios se pueden encontrar con solo escribir sus nombres en la barra de búsqueda de Facebook en inglés o, en algunos casos, en árabe o español. Algunos de los grupos también enlazan a sus páginas de Facebook en sus sitios web.

“No hay lugar para terroristas o contenido que promueva el terrorismo en Facebook, y lo eliminamos tan pronto como lo detectamos”, dijo la compañía en un comunicado. “Sabemos que podemos hacer más, y estamos haciendo grandes inversiones”. Facebook cerró varias páginas luego de que se le preguntara por ellas, incluidas las de la Brigada de los Mártires de Al-Aqsa y las Brigadas Al-Qassam de Hamás.

Al-Manar TV, la estación de televisión satelital de Hezbollah, catalogada desde hace varios años como una entidad terrorista por Estados Unidos, ha hecho alarde de su uso de la red social publicando regularmente historias tomadas de páginas de Hezbollah posteriormente cerradas por Facebook. En marzo, Al-Manar se jactó de que el personal de Hezbollah rápidamente creó una nueva página para las elecciones libanesas después de que Facebook eliminara una. “Los partidarios de la Resistencia siguieron la página, lo que enfatiza que la voz de la Resistencia nunca será silenciada”, rezaba una versión en inglés de la historia.

Por años, Facebook ha intentado eliminar páginas asociadas con grupos considerados por Washington como terroristas. En 2014, por ejemplo, pocas horas después de que Bloomberg Businessweek inquiriera por las páginas de Hezbollah, Facebook eliminó la página de la televisora Al-Manar, la del sitio de noticias Al-Ahed y la de la Resistencia Islámica en el Líbano, ligada a Hezbollah. Las tres, sin embargo, reaparecieron rápidamente con algunos cambios.

A finales de abril, el sitio web de Al-Ahed ofrecía un enlace a una página de Facebook en árabe con más de 33 mil seguidores. El contenido incluía un video de francotiradores encapuchados que apuntaban a soldados israelíes. Otra página de Al-Ahed tenía más de 47 mil seguidores, y una en inglés tenía ya 5 mil.

Las políticas de Facebook prohíben material que respalde o promueva el terrorismo. La definición que la empresa da al término, publicada por primera vez en abril, incluye la prohibición de organizaciones no gubernamentales que usen la violencia para alcanzar sus objetivos políticos, religiosos o ideológicos. Especifica también que tales grupos incluyen extremistas religiosos, supremacistas blancos y grupos ambientalistas militantes. Facebook dice que el contenido que infrinja sus políticas “no está permitido” en el sitio.

Por la presión de los gobiernos, la compañía recientemente comenzó a filtrar de forma más activa contenido del Estado Islámico y Al-Qaeda y está entrenando a sus sistemas de inteligencia artificial para detectar mejor los mensajes. Mientras tanto, periodistas e investigadores a menudo encuentran contenido prohibido con una simple búsqueda. El 25 de abril un informe del New York Times descubrió cientos de cuentas falsas en Facebook e Instagram que fingían ser de Zuckerberg y la directora de operaciones Sheryl Sandberg. Un día antes, la publicación de ciencia y tecnología Motherboard señaló que algunas páginas con presencia en Facebook almacenan datos robados, incluidos números de la seguridad social.

Cuando se le preguntó acerca de esa última historia, Sandberg dijo que la red social elimina esa información tan pronto como los empleados y monitores la hallan. “Las publicaciones que contienen información como números de la seguridad social o tarjetas de crédito no están permitidas en nuestro sitio”, dijo.

Para combatir a los peores infractores, Facebook ha contratado más revisores de contenido. Hoy tiene siete mil 500, 40 por ciento más que el año anterior. Los revisores trabajan en aproximadamente 40 idiomas y la compañía planea agregar personal que domine los idiomas que requieren la mayor atención.

La entusiasta participación de los terroristas en las redes sociales ha preocupado por largo tiempo a Facebook y sus competidores mundiales. Pero al igual que Twitter y YouTube de Google, históricamente Facebook ha puesto sobre los usuarios la responsabilidad de denunciar contenido. Cuando el Congreso lo cuestionó sobre la incapacidad de responder rápidamente, Zuckerberg contó que cuando inició la empresa en su dormitorio de Harvard no tenía los recursos para examinarlo todo. Hacer que los usuarios denunciaran el contenido era la forma más fácil de liberar a Facebook de esa tarea.

Dicha estrategia estaba respaldada por la Sección 230 de la Ley de Decencia en las Comunicaciones, que limita la responsabilidad de los sitios web por lo que publican los usuarios. Esa protección, sin embargo, se ha venido debilitando. El mes pasado, el presidente estadounidense Donald Trump aprobó una excepción que permite a los fiscales perseguir las plataformas en línea si son usadas para el tráfico sexual. Y Zuckerberg ahora dice que considera a Facebook responsable de lo que se publica en el sitio. Eso no significa necesariamente “responsabilidad legal”, sino un intento por limpiar la imagen de la plataforma como servicio público.

Aunque Facebook ha hecho públicos sus lineamientos, no queda claro cómo evolucionaron y hay quienes las consideran abiertas a la interpretación. “Deben ser transparentes con respecto a las leyes o regulaciones que utilizan para sustentar sus políticas, pero por desgracia no lo son”, dice Jillian York, directora de libertad de expresión internacional de Electronic Frontier Foundation. York dice que Facebook se arriesga a inmiscuirse en la política local eligiendo qué grupos son terroristas. Se podría argumentar que bloquear material de Hezbollah, que también es un partido, puede suponer una ventaja para sus contrincantes políticos, dice.

Al mismo tiempo, es difícil determinar quién está detrás de una página de Facebook, aun si exhibe las insignias y el contenido de grupos terroristas conocidos. En el caso de Boko Haram, el grupo nigeriano leal al Estado Islámico, una investigación publicada por la Jamestown Foundation en diciembre reveló que el grupo se hacía llamar “Khairul Huda” en Facebook. Un miembro de Boko activo en esa red social publicó en diciembre un llamamiento para voluntarios que desearan luchar en Jerusalén “para izar el pendón de Dios” y liberar la ciudad. “¿Te unirás a mí? Mándanos un inbox”, escribió.

Una vez que Facebook echa a estos grupos, no parece usar medios sofisticados para evitar que vuelvan. En abril, nueve páginas de Facebook relacionadas con Hezbollah fueron eliminadas después de que la organización no gubernamental Counter Extremism Project hiciera públicos los enlaces, incluida una página en memoria de los mártires que tenía más de 60 mil seguidores. Dos semanas después la página reapareció. Bloomberg Businessweek la encontró cuando buscaba en Facebook el sitio web que se citaba en la página original. El único cambio era la palabra “mártir”, que pasó del inglés al persa.

Fuentes: El Financiero