Microsoft creó una “casita del árbol”

Para llegar al más nuevo e inesperado lugar de reuniones de Microsoft, se tienen que embarcar en una relajada caminata exterior para subir una accesible rampa zigzagueante de madera. En la parte alta, un seguro puente de madera se balancea para revelar una terraza suspendida por cables y vigas también de madera. Un ligero aroma de pino invade el aire. Dos toldos angulados de cedro sobresalen de los troncos de un árbol, y sirven como protección de los elementos de la naturaleza para los empleados.

Pero en realidad, los elementos son la razón por la que la gente viene aquí – en la parte alta de un majestuoso abeto Douglas del Noroeste del Pacífico, donde una sala colaborativa ha sido construida en una casa del árbol.

Bienvenidos a un nuevo tipo de lugar de trabajo que ayuda a los empleados a beneficiarse de lo que la ciencia muestra es el impacto más poderoso de la naturaleza en cuestión de creatividad, enfoque y felicidad.

La casa del árbol es uno de los nuevos espacios de reuniones en sucursales creado por el renombrado constructor Microsoft del show de TV “Treehouse Masters”. Nelson arrancó el proyecto al pasar horas en su primer día en el sitio “para conectarse con los árboles”, comentó Bret Boulter, que trabaja en Real Estate & Facilities en el campus de Microsoft en Redmond y que lideró este proyecto.

Las casas de árbol son parte de un nuevo y más grande sistema de distritos exteriores habilitados por tecnología que están conectados a edificios alrededor del campus y que buscan impulsar a los empleados a trabajar en nuevas maneras. Durante el verano, mientras se encontraban en construcción, los espacios exteriores de reuniones, que incluyeron dos casas de árbol cerradas y una especie de gallinero elevado, llamada Crow’s Nest, crearon una gran curiosidad.

“Superaron los rumores”, comentó Shanon Bernstine, gerente de negocios que ayudó a planear los espacios. “La gente no creía que estaba sucediendo: había mucha emoción”.

Doce pies sobre el suelo, la casa de árbol número uno cuenta con paredes de madera quemada y un alto techo con un tragaluz redondeado que permite la entrada de una pequeña burbuja de azul. Es más un Hobbit que un Cuartel General, con tejas color canela.

No hay sistema de ventilación de aire o controles para calibrar el clima. Pero lo que sucede cuando la gente ingresa es algo mágico.

“Lo primero que notas cuando entras a este espacio es que todo mundo está muy callado. Dejas de hablar y están todos ahí”, comentó Boulter. “Es fascinante. La gente absorbe el ambiente, y cambia la percepción de su trabajo y la manera en la que lo realizan”.

Construidas para los amantes de la naturaleza

Los científicos han encontrado una gran conexión entre la exposición a espacios exteriores y el bienestar de la gente. La naturaleza “estimula las neuronas. Desactiva la respuesta al estrés, lo que significa que tienes niveles más bajos de cortisol, disminuyes el ritmo cardiaco y la presión arterial, y mejoras la respuesta del sistema inmunológico”, escribió la doctora Eva M. Selhub de Harvard, coautora de Your Brain on Nature. Se ha descubierto que la exposición a la naturaleza incrementa los sentimientos positivos, la creatividad, y la capacidad de concentración, además de recuperar a la mente de la fatiga mental producida por el trabajo. Los bosques tienen un impacto particular en l gente. “Los árboles y las plantas secretan químicos aromáticos que impactan nuestra cognición, nuestro estado mental, e incluso nuestra inmunidad”, escribió Selhub.

Las casas del árbol son parte de un rediseño mayor que hace más fácil que nunca trabajar en la naturaleza. Cuando se decidió a renovar los espacios fuera de los Edificios 30 al 32 – los primeros en una serie de proyectos similares planeados para el campus – el equipo de diseño encuestó a los empleados para ver qué les interesaba más.

“La gente comentó que, si tuvieran la oportunidad, podrían trabajar más en exteriores”, comentó Boulter

Mientras algunas empresas se han movido hacia la tendencia de crear espacios interiores verdes que funcionan como un representante del exterior, Microsoft tiene algo único que la mayoría de las empresas ubicadas dentro de grandes áreas metropolitanas no tienen: un campus de 500 acres enclavado en el bosque, con espacios verdes y vida animal abundante.

“No necesitamos llevar la naturaleza a la urbanidad – estamos en ella. Está en nuestro patio trasero”, comentó Boulter. Muchos empleados que vienen a la región desde otras partes se sienten atraídos por la ética ecológica y las oportunidades recreativas; los residentes de años del Noroeste del Pacífico sienten afinidad con y se sienten cómodos en la naturaleza, algo que puede ser resumido con lo siguiente: casi no sentimos la necesidad de utilizar sombrillas cuando llueve.

Esa relación con la naturaleza está enraizada en la historia de la empresa. Cuatro años después de ser fundada en Nuevo México, Microsoft saltó al Noroeste del Pacífico, donde llenó una serie de edificios en la región mientras descubría que necesitaría un plan estratégico a largo plazo para crecer. Un documento guía estableció cinco criterios para un cuartel general, que incluye lo siguiente: brindar una ubicación atractiva “estilo parque” para los empleados.

La evolución de los espacios exteriores de reunión enfatiza esta conexión concebida hace tiempo con el ambiente, a la vez que incrementa las oportunidades para que los trabajadores colaboren – todo esto mientras conectividad confiable de una oficina tradicional. Una amplia red Wi-Fi exterior permite a los empleados estar conectados. Muchos materiales son locales o reciclados, y con sus abundantes cubiertas de madera y acentos de acero, el espacio rinde tributo a la historia del sitio, cuando era un aserradero.

Todo se trata de ayudar a los empleados a trabajar de manera fluida e interactuar mejor entre ellos, incluso a través de encuentros espontáneos. “Queremos traer de regreso un toque más humano al lugar de trabajo”, comentó Boulter. “Para que la gente sea más productiva y cree los mejores productos, queremos que tengan esa oportunidad de colaboración. Cualquier empleado puede llevar su dispositivo al exterior, tener una reunión – incluso en una casa del árbol – y ser igual de productivo”.

“Nos aseguramos de crear los espacios con una intención”, comentó Genise Dawson, administradora ejecutiva de negocios que ayudó a planear el distrito exterior para los Edificios 30 al 32. “Y la gente los amó. Incluso cuando llueve, ellos se sientan ahí afuera”.

Los edificios están hechos para flexionarse y expandirse conforme los árboles crezcan, y aunque se espera que duren por lo menos 20 años, comentó Boulter, tendrán un ciclo de vida finito, “como cualquier cosa viva”.

Conforme los trabajadores ven lo que la naturaleza ofrece, mencionó Bernstine, los horizontes ya se han comenzado a expandir.

“Ser más creativos y flexibles con nuestro espacio de trabajo nos permite ser más creativos y productivos en nuestro trabajo y en los productos que creamos. Es como una pequeña escapada”.