¿Por qué son un “boom” de las criptomonedas?

Desde que en 2009 surgiera bitcoin, la primera y más famosa de las criptomonedas, ya son miles las que han nacido siguiendo su estela y su número crece cada día. Su facilidad de creación y su capacidad para descentralizar operaciones económicas que tradicionalmente han estado bajo el control de intermediarios, las convierte en activos alternativos en auge. De entre las criptomonedas más conocidas, solo las cuatro primeras por capitalización de mercado (bitcoin, ether, cardano y binance coin) suman un valor por encima de 1,5 billones de dólares, un dato que contrasta con el de gigantes tecnológicos como Apple (2,5 billones de dólares) o Google (1,9 billones de dólares).

Bitcoin surgió en 2009 para hacer pagos y transferencias a cualquier parte del mundo de forma rápida, sin intermediarios y con bajas comisiones. Su red también fue la primera ‘blockchain’ del criptomercado, la que puso sobre la mesa la propuesta que hoy hace célebres a estas tecnologías: programar y ejecutar transacciones digitales descentralizadas, seguras y sin intermediarios que acaparen el control de su validación. Siguiendo los principios del ‘blockchain’, todos los miembros de esta red pueden intercambiar bitcoin en las mismas condiciones.

Como contrapartida, su creación sigue un costoso proceso computacional llamado ‘Proof-of-Work’ (PoW) que requiere de ordenadores y recursos tecnológicos progresivamente más potentes y una alta demanda de energía, lo que la convierte en una moneda virtual poco eficiente energéticamente.

Ver más: Bit2Me apunta a ser el primer unicornio español

Aunque el objetivo inicial de bitcoin era servir como método de pago alternativo en determinados entornos digitales, poco a poco se está filtrando a espacios más amplios, llegando incluso a convertirse en moneda de curso legal en El Salvador. Concentra casi la mitad de la capitalización de mercado total de criptodivisas a septiembre de 2021.

El interés de los inversores por este tipo de soluciones ha llevado a BBVA Suiza, junto con la regulación propicia a los criptoactivos del país helvético, a habilitar un servicio de compraventa y custodia de bitcoin para sus clientes de banca privada, con el objetivo de ampliarlo a otras criptomonedas en el futuro. BBVA no asesora sobre este tipo de inversiones, que tienen un alto riesgo y volatilidad, pero desde hace cinco años está explorando ‘blockchain’ y los activos digitales por su potencial para impactar y transformar los servicios financieros.

De transferir ‘tokens’ a garantizar préstamos

La segunda criptomoneda por capitalización de mercado es ether, la moneda nativa de Ethereum, una plataforma ‘blockchain’ de código abierto para desarrollar aplicaciones descentralizadas que supera a Bitcoin en la creación y uso de ‘tokens’, los ladrillos que conforman estas aplicaciones.

El mayor potencial de la red Ethereum reside en su capacidad para crear y ejecutar ‘smart contracts’. Estos contratos inteligentes son inmutables y permiten realizar trámites seguros, rápidos y eficientes sin intermediación. Pueden cubrir acciones sencillas, como la transferencia de ‘tokens’, o más complejas, como garantizar préstamos colateralizados o gestionar la gobernanza de organizaciones descentralizadas.

Aunque Ethereum también utiliza el modelo de consenso PoW para llevar a cabo las transacciones, próximamente dará el salto al modelo de consenso ‘Proof-of-Stake’ (PoS), en el que la potencia computacional deja de ser un factor determinante y por lo tanto se reduce la carga energética necesaria para operar.

Ver más: ¡Cardano explotará a corto plazo!

Pero más allá de estas famosas criptomonedas, existe una gran variedad de nuevas divisas virtuales que empiezan a cobrar relevancia. Una de ellas es cardano, que es de hecho tercera por capitalización de mercado.

Su red ‘blockchain’ se diferencia de las anteriores en que ha pasado una revisión por pares. En lugar de publicar un ‘whitepaper’ y a continuación ejecutar directamente la creación de la red, como hicieron Bitcoin y Ethereum, la propuesta de Cardano pasó primero por una revisión y validación previa por parte de expertos académicos. Por eso se la considera la primera ‘blockchain’ científica del mundo. Por su arquitectura modular y su capacidad para mejorar la escalabilidad, la descentralización y la seguridad, se la considera una red ‘blockchain’ de tercera generación.

Constante evolución y búsqueda de la estabilidad

Otro activo digital que está experimentando un gran crecimiento en 2021 es binance coin, creada por la red Binance Smart Chain (BSC) para soportar sus transacciones: de enero a agosto, su capitalización de mercado ha aumentado un 992%.

Nacida como clon de Ethereum, la red BSC se diferencia de ella en que es más rápida y destruye sus ‘tokens’ regularmente, para controlar su volumen y estabilizar su valor a lo largo del tiempo. Algo que también la distingue de Bitcoin. BSC tiene una gran adopción, ya que es plenamente compatible con los ‘smart contracts’ de la red Ethereum, lo que permite que sus innovaciones se copien rápidamente a Binance.

Binance Smart Chain utiliza el modelo de consenso ‘Proof-of-Authority’ (PoA), en el que la validación de las transacciones recae en un número limitado de validadores. De esta forma, se consigue que las transacciones sean menos costosas y más rápidas. Aunque, a cambio, se pierde la tan valorada descentralización y el anonimato de los validadores.

Ver más: Bitcoin: El Salvador hace historia, ¿para bien o para mal?

La red emana de Binance Exchange, la plataforma de criptomonedas más grande por volumen negociado. Sus usuarios cuentan con su propia tarjeta que funciona como una tarjeta bancaria tradicional, aunque la moneda de pago son las criptodivisas.

Como destacaba Agustín Carstens, director gerente del Banco Internacional de Pagos (BIS), a principios de 2018, en pleno derrumbe de la cotización del ‘bitcoin’, “una tecnología novedosa no es lo mismo que una mejor o más eficiente tecnología”. Sin embargo, no hace falta ser tecno-optimista para reconocer que la evolución tecnológica es imparable, por lo que cabe esperar mejoras ante fenómenos como la volatilidad de las criptomonedas. De hecho, ya se barajan soluciones para este problema, como son las monedas digitales estables, conocidas como ‘stablecoins’.

Otra criptodivisa en auge es USD coin, pero esta vez se trata de lo que se conoce como una ‘stablecoin’, es decir, una criptomoneda asociada al valor de una moneda ‘fiat’ (en el caso de USD coin, el dólar estadounidense), a bienes materiales como el oro o los inmuebles, o a otra criptomoneda, o bien controlada por algoritmos.

Creada en 2018, USD coin es atractiva para sistemas de pago que desean usar criptomonedas pero que también quieren evitar la volatilidad habitualmente asociada a ellas, ya que combina la agilidad de las transacciones de las criptodivisas con la estabilidad del dólar. Está sujeta a auditorías y además regulada por la Red de Control de Delitos Financieros del Gobierno de Estados Unidos (FinCEN, por sus siglas en inglés). Actualmente, está en la 10ª posición por capitalización de mercado.

También está cobrando cada vez más protagonismo la plataforma ‘decentralized exchange’ Uniswap, cuyos precios y operaciones no están condicionados por los compradores y vendedores, sino por una ecuación matemática. Pese a su juventud (nació en 2018), destaca porque su capitalización de mercado está entre las que más han crecido en 2021: de enero a agosto, ha aumentado un 1.028%.

Estos son solo algunos ejemplos de las múltiples criptomonedas que existen en la actualidad. De hecho, cada día surgen otras nuevas y es difícil llevar un control exacto de cuántas existen en el mercado. A las ya mencionadas pueden sumarse otras muchas, como PolkadotAvalanche o Dash, cuyo objetivo es generar una comunidad de desarrolladores, inversores y usuarios cada vez más amplia y sólida.