Primer robot al frente de una clase

Pepper es un robot humanoide creado por Aldebaran Robotics y SoftBank Mobile con capacidad para leer emociones humanas.

En abril de este año, Pepper fue admitido como alumno en la escuela secundaria de Fukushina. Como Pepper habla inglés comenzó la cursada en las clases de ese idioma para poder comunicarse con sus compañeros de aula. Este humanoide tiene la habilidad de analizar las expresiones y tonos de voz, está diseñado para interrelacionarse con los humanos, hacer felices a las personas y conectar diferentes personas a través del mundo. Tiene una altura de 1,40 cm y pesa 27,9 kg.

A partir de septiembre, con el inicio de la cursada escolar en Reino Unido, un curso de alumnos va a encontrarse con una sorpresa. A sus profesores habituales se les va a unir Pepper. El humanoide robot será utilizado en las aulas de Diseño e Ingeniería del TecnicalCollege de la Universidad de Londres. Su función principal será la  de dar apoyo a la enseñanza de la robótica de última generación. Pepper es un profesor con gadgets para enseñar robótica innovadora, ya que incluye giroscopios, sensores de contacto, sonares, rayos láser, sensores de choque, lenguaje de género y reconocimiento de voz.

Pepper ya “trabaja” en bancos, hospitales y centros públicos de Japón. Se encuentra también en la recepción de hospitales belgas en las ciudades de Ostende y Liege (en este caso habla 20 idiomas y distingue entre la voz de un hombre, una mujer y un niño) recibiendo a los pacientes y acompañándolos al sector al que necesitan ir.

También da clases en la Shoshi High School japonesa y la respuesta está siendo muy positiva. Este y otros robots adaptan su comportamiento para que coincida con el estado de ánimo del humano con el cual interactúan logrando así empatía con el mismo.

Pepper nos enfrenta a una realidad cada vez más frecuente, la evolución en el desarrollo de automatizaciones en la sustitución de algunos aspectos del “trabajo humano” tiene una aceleración exponencial. Esto, a su vez, nos pone frente a una situación para la cual no todos estamos preparados: los niños que hoy tienen entre 4 y 8 años que serán los profesionales del 2035 se encontrarán un mundo en el cual las salidas laborales difieren mucho de las actuales.

La velocidad de innovación es desorbitante, en una década hemos evolucionado más que en un siglo y medio… y en un siglo más que en 15.000 años…y en los próximos 5 años innovaremos más que en los últimos 50 años.

Se estima que en 2019 Internet fabricará en un año tanta información como la generada desde su creación hasta ese momento. A partir de esto, ¿cómo será nuestro mundo en dos décadas? ¿Cómo será el mundo tecnológico, de inteligencia artificial y presencia de robots humanoides en el que se desarrollarán estos niños?

Los niños deberán ser educados en esa franja de incertidumbre, con una mente totalmente abierta y permeable para los cambios que se les van a presentar, ya que si no lo logran rápidamente serán reemplazados por un “humanoide” más eficiente. Tenemos por delante la obligación de mostrarles el mundo al cual se enfrentarán para que puedan nutrirse de él, evolucionar y comprenderlo.

Mientras los ministros de educación, los profesores y los maestros siguen descubriendo lineamientos educativos que caducaron hace décadas, la tecnología sigue avanzando tan rápido que antes de que se den cuenta, varios Pepper estarán ocupando sus lugares.