100 días de Trump 2.0: “Ahora lidero el país y el mundo. Lo estoy pasando muy bien”

(EEUU) La marca de los primeros 100 días, utilizada durante mucho tiempo como un indicador del desempeño presidencial, suele ser el momento en que los mandatarios acumulan su mayor capital político: alta popularidad, unidad del partido y una oportunidad para impulsar políticas ambiciosas. Trump parece haber entendido esa lección, pero su ritmo furioso enmascara una presidencia que avanza más por instinto y venganza que por mandato público o claridad política. 

Nunca ha habido 100 días así.

El presidente Donald Trump tomó posesión de su segundo mandato en enero con la intención de transformar Estados Unidos y su lugar en el mundo. Desde sus primeras horas en el cargo ha impulsado de manera implacable la política interior, económica y exterior en direcciones novedosas y arriesgadas; ha implementado una motosierra a la fuerza de trabajo federal; ha desafiado la autoridad de los tribunales, y ha tratado de purgar la influencia liberal del gobierno, la educación y la cultura.

Donald Trump celebró este martes en, Warren, Michigan sus primeros cien días, “los más exitosos de la historia”, dijo triunfal ante una marea de seguidores. Fiel a su estilo, insultó a los medios de comunicación a los que tildó de “mentirosos”, a los jueces de “comunistas”, a los aliados de “saqueadores” y los opositores “chiflados de izquierda”.

Con una rapidez pasmosa, los conflictos que consumen un día suelen dar paso a otros totalmente nuevos como indultar a los alborotadores del 6 de enero, despojar a funcionarios caídos en desgracia y a exasesores de sus equipos de seguridad, proponer convertir a Gaza en una ciudad turística y a Canadá en el estado número 51 del país, culpar de un accidente aéreo a las iniciativas de diversidad, presidir una polémica reunión de gabinete con Elon Musk, designar a sus abogados personales para dirigir el Departamento de Justicia, despedir a inspectores generales, cerrar USAID, desencadenar una guerra comercial mundial, reprender al presidente de Ucrania en el Despacho Oval, deportar a inmigrantes sin el debido proceso y acercarse a una crisis constitucional al desafiar a los jueces en múltiples ocasiones.

En una entrevista con The Atlantic, Trump recordó su primer mandato: “La primera vez, tenía que dirigir el país y sobrevivir, tenía a todos estos sinvergüenzas a mi alrededor”. Sobre su segundo mandato, agregó: “Ahora lidero el país y el mundo. Me lo estoy pasando muy bien”.

No viaja al extranjero pero recibe a muchos invitados en el Despacho Oval. Los primeros ministros y jefes de Estado que pasan por la Casa Blanca no saben a qué atenerse durante las ruedas de prensa de Trump. Ni siquiera el jefe del gobierno israelí, Benjamin Netanyahu, cuando viajó a Washington a principios de abril parecía no estar al corriente de nada de lo que dijo su aliado. 

Ahora tenemos una buena visión de conjunto de la nueva diplomacia estadounidense. A los ojos del hombre más poderoso del mundo, la Franja de Gaza podría convertirse en “la Costa Azul de Oriente Próximo”si se le permitiera hacerse con su control y si sus habitantes, algunos de los cuales preferirían morir allí, aceptaran vivir en Egipto o Jordania, países que no los quieren.

¿Qué es la Unión Europea para Trump? Según él, fue creada para “joder” a su país. “¿Cuándo vais a abandonarla?”, pregunta a todo el mundo. ¿Canadá y su jefe de gobierno? “Serían, un excelente 51º Estado y un buen gobernador”. ¿El Canal de Panamá? “¡El robo del siglo!” ¿Groenlandia? “De un modo u otro, lo conseguiremos”. Pero tendrá que ir con mucho cuidado con la China de Xi Jinping, si alguna vez se le ocurre anexionarse Taiwán.

Si la marca de los 100 días es una oportunidad para detenerse a reflexionar sobre lo que ha significado esta presidencia hasta ahora —y lo que podría significar en los 1361 días que le quedan—, ofrece una lección clara. En este segundo periodo, Trump está decidido a aprovechar cada hora para seguir una agenda influida por una mezcla cambiante de agravios, cálculos políticos a corto plazo, creencias arraigadas y la experiencia de su primer mandato.

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