¿Qué papel juegan las ciudades en el futuro del planeta?

Las ciudades son aquellos lugares testigos de la historia de la humanidad que han acogido grandes transformaciones. Hoy, el desafío de la crisis del clima unido a la congregación en un futuro del grueso de la población en entornos urbanos, requiere de una planificación urbanística que coloque a los habitantes en el centro. Solo así se evitará el sufrimiento asociado a la escasez de recursos, la pobreza, la contaminación y los desastres naturales, factores que pueden verse agravados por un desarrollo urbanístico sin una adecuada planificación y que, sin duda, se verán acrecentados por la emergencia climática.

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible aprobada por la Organización de Naciones Unidas (ONU) es una oportunidad histórica. La erradicación de la pobreza, frenar la desigualdad y el crecimiento económico verde e inclusivo dentro de entornos sostenibles deben ser vectores en la construcción de un nuevo modelo de ciudad. Pero se deben tener en cuenta otros factores, empezando por un endurecimiento de la regulación en materia climática.

América Latina, por ejemplo, es pionera en leyes sobre cambio climático. La hoja de ruta de la Unión Europea para conseguir un escenario de energía 100% limpia y renovable marca el objetivo de reducir las emisiones de al menos un 55% para el 2030, un acuerdo histórico para establecer las emisiones neutras en 2050. En países como España, para garantizar la descarbonización, se ha declarado la Emergencia Climática y Ambiental y en 2021 se ha aprobado, tras años de retrasos, la primera Ley de Cambio Climático y Transición Energética. Pero esto no es suficiente.

Otros puntos esenciales para el cambio hacia lo sostenible

Para consolidar este nuevo modelo productivo hacia la sostenibilidad, la alianza entre personas, políticos e instituciones es clave. Es la vuelta a la esencia de la creación de las ciudades. Así nacieron y así dibujan su historia las comunidades humanas: alcanzando acuerdos.

Por su parte las empresas, para mitigar la crisis climática, participarán en esta regeneración verde con la aportación de medios, la integración de soluciones sostenibles que impulsen un desarrollo verde y el fortalecimiento de las capacidades en las regiones.

La nueva era está marcada por la ciudad que mira a 2050, al año de la neutralidad climática. Y se está construyendo desde ahora.

Cómo afectará el cambio climático a las ciudades

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Con la creación de un nuevo modelo de metrópoli llegan el aprovechamiento y la creación de los espacios urbanos sostenibles que anticipó Platón en su “Teoría de las Ideas” y la descripción de Magnesia en su diálogo “Leyes”, el ideal urbano del filósofo donde definía la importancia de las relaciones entre sociedad y la urbe. Pero la teoría debe atender también al contexto. En este marco de respuesta ante la crisis climática, se suma la pandemia por el COVID-19, que provoca una crisis social con el fallecimiento de más de 4 millones de personas, el total de población de Croacia. En el ámbito financiero, la economía mundial se hunde con la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, según datos de un informe del Banco Mundial.

Los más vulnerables vuelven a ser las principales víctimas y las desigualdades se agravan poniendo de nuevo el foco en América Latina, la región más desigual del planeta y junto con la India, la que mayor impacto negativo ha sufrido con una pérdida del 7% del PIB, como indica el Fondo Monetario Internacional (FMI). Bajo este escenario gris, un estudio del Real Instituto Elcano también destaca que se genera “la necesidad de impulsar una agenda reformista” que integre un aprovechamiento de los recursos y la productividad. Todo ello acompañado de fomentar el emprendimiento, las ‘startups’ y las inversiones tecnológicas que favorezcan una economía más verde. Es aportar y sumar respuestas eficaces de los diferentes agentes sociales ante los desastres para transformar el gris por el verde de la sostenibilidad.

Para ello se contará con la mayor inyección de recursos de la historia. En América Latina, con las ayudas del FMI de 650.000 millones de dólares, que se hará efectiva a través de los Derechos Especiales de Giro (DEG). Argentina, Ecuador y El Salvador son los más beneficiados.

En Europa, la Unión Europea ha aprobado el mayor presupuesto a lo largo de su historia integrado en el Plan de Recuperación con unos fondos marcados por la digitalización y sostenibilidad: una oportunidad única para dibujar y construir la ciudad 2050, y un reto para que las empresas inviertan con recursos verdes y se sumen a esta transformación que implica alcanzar un modelo productivo más eficiente.