¿Qué pasó en los mercados en septiembre?

Los tres índices accionarios más importantes de EEUU no lograron levantar cabeza en septiembre y terminaron con caídas promedio de -9,5%, ingresando nuevamente en bear market como ya había ocurrido en junio. De esta forma, encadenaron tres trimestres consecutivos a la baja, algo que no sucedía desde la crisis del 2008 para el caso del S&P 500 y el Nasdaq, y desde 2015 para el Dow Jones.

El anuncio de un plan para estimular la economía británica, hizo que la libra esterlina muestre su mayor caída respecto al dólar en casi cuatro décadas. La desconfianza de los inversores ante el llamado “mini-budget”, que incluye un recorte de impuestos financiado con préstamos del gobierno, llevó a la paridad GBP/USD a 1,03, la menor desde 1985.

Terminó septiembre y con él se cierra la ventana abierta por el gobierno para que el complejo sojero liquide sus exportaciones a un tipo de cambio diferenciado. El Programa de Incremento Exportador aportó 8.123 millones de dólares, superando las expectativas del equipo económico. De esta forma, el BCRA logró compras netas en el MULC por aproximadamente 5.000 millones de dólares en el mes, reforzando la comprometida situación de reservas con la que había terminado agosto.

Principales indicadores

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El pasado 26 de agosto tuvo lugar el simposio de Jackson Hole, una exclusiva reunión de banqueros centrales y uno de los cónclaves anuales más importantes para los mercados financieros. Una de las principales atracciones de este evento suele ser el discurso del presidente de la Reserva Federal de EEUU, el cual históricamente brindó a los inversores del Mercado de Capitales lineamientos acerca de la política monetaria futura de la principal economía del mundo.

En esta ocasión, se aludió a la necesidad de mantener el sesgo contractivo durante algún tiempo, aun sabiendo que esto repercutirá negativamente sobre el crecimiento económico y el desempleo. A su vez, se destacó que la mediana de las estimaciones de los participantes del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) proyectan una tasa levemente por debajo de 4% a fines de 2023.

En consecuencia, el S&P 500 cayó aproximadamente un -8,2% desde el 25 de agosto al 20 de septiembre, jornada previa a la última reunión FOMC. Al mismo tiempo, las tasas de los Treasuries a 3 meses pasaron de +2,80% a +3,35%, y la de aquellos a 10 años, de +3,02% a +3,57%, manteniéndose el diferencial entre ambas relativamente estable.

El 21 de septiembre, la Reserva Federal de EEUU comunicó su decisión de incrementar su tasa de política monetaria en 75 puntos básicos por tercera ocasión consecutiva, llevando a la misma al rango de entre 300 y 325 bps. En la conferencia de prensa posterior, Powell destacó que su discurso no cambió respecto a Jackson Hole, reafirmando que llevarán los tipos de interés a un nivel suficientemente restrictivo como para devolver a la inflación al objetivo de 2%.

Sin embargo, los miembros del FOMC actualizaron sus proyecciones, las cuales incluyen una nueva suba de 75 bps el 2 de noviembre, junto a una de 50 bps el próximo 14 de diciembre. Al mismo tiempo, se elevaron las proyecciones de tasas para finales de 2023 hacia el rango de entre 4,50% y 4,75% y se descartaron recortes en la tasa, por lo menos hasta 2024, lo que sí representaría un endurecimiento en las expectativas sobre la trayectoria de los tipos de interés desde Jackson Hole.

De esta manera, quedó más que claro que el objetivo central de la Fed, por encima de cualquier otro, es bajar la inflación. “Quisiera que hubiera una forma sin dolor de hacer eso. No la hay”. La declaración de Powell, además, deja más que patente que la Fed estaría dispuesta a tolerar los costos que la política antiinflacionaria implica. En consecuencia, analistas interpretaron que el discurso sugiere una recesión como el escenario más probable, dejando de lado la idea del “softlanding”, como así también un hipotético “Fed Put”.

¿Qué se entiende por “Fed Put”? Se trata de un juego de palabras que hace referencia a una estrategia con opciones llamada “Protective Put” o “seguro de cartera”. La misma consiste en la compra de opciones de venta (“Puts”) sobre las acciones que conforman el portafolio de renta variable de un inversor, de manera de neutralizar la caída del precio de las mismas por debajo del strike. De esta manera, se logra una suerte de “piso” en la valoración de la cartera. Ahora bien, por “Fed Put” se entiende que, ante una determinada caída del mercado, se respondería con políticas monetarias expansivas de manera de brindar un soporte al equity. Naturalmente, la desaparición redundó en nuevas caídas en el S&P 500 y nuevos avances en los rendimientos de los Treasuries.

¿A proyectar entonces una zona de aterrizaje? Por un lado, Goldman Sachs recortó su nivel objetivo para el S&P 500 hacia los 3.600 puntos a finales de este año. Por el otro, según RBC, las experiencias históricas sugieren que, de convalidarse un escenario de recesión declarada por el NBER, el S&P 500 podría convalidar un retroceso del -32,0% desde su último máximo. En este caso, podría inferirse una zona de aterrizaje en torno a los 3.262 puntos.