¿Quién dominará el negocio millonario de los drones militares?

Ya no son sólo drones para repartir paquetes o colaborar en la filmación de una película; estos dispositivos voladores no tripulados también están ingresando en el sector militar.

China es una de las que primero comenzó a apostar a su fabricación, haciéndolos más económicos, y destinados a mercados a los que otros países no están dispuestos a vender, como Nigeria, Pakistán y Egipto. Pero no es la única interesada en este negocio.

[blockquote align=”right”]El primer dron militar de fabricación europea podría estar listo recién para el 2025.[/blockquote]

Actualmente EE.UU. e Israel son dos de los países que están pisando fuerte en este segmento. Incluso se encuentran en puja por ver quién logra un contrato por US$ 300 millones para vender drones al ministerio de defensa de España.

Se trata del primer contrato de drones de las Fuerzas Armadas españolas destinado al MALE (Media Altitud Largo Alcance) del Ejército del Aire. Si bien España ya cuenta con algunos drones de vigilancia como los Searcher o Raven, utilizados por el Ejército de Tierra en Afganistán o los ScanEagle, embarcados en buques de la Armada en el Índico, son aviones pequeños  limitados a misiones de reconocimiento táctico.

En cambio el MALE sería un sistema de vigilancia estratégica capaz de volar durante más de 24 horas a unos 9.000 metros de altura, con varias toneladas de peso y despega y aterriza en pista como un avión convencional. El Ministerio de Defensa lo ha identificado como una de sus máximas prioridades y espera tenerlo operativo en 2017.

Esta pugna entre países fuera de la Unión Europea se debe a que aún no existe un dron europeo, el que recién podría estar listo para 2020-25. Por el momento, Francia, Alemania e Italia acordaron realizar un estudio conjunto sobre el desarrollo de un programa de fabricación de aviones de observación y exploración estratégica de mediana altura y largo alcance para la próxima década. Se estima que solo el costo para desarrollar el prototipo, en los próximos dos años, estaría en los 60 millones de euros.

En cuanto a América Latina, el mes pasado el medio mexicano Expansión reveló que la Secretaría de la Defensa Nacional en México y la Secretaría de Marina del mismo país se encuentran interesados en adquirir más drones militares para fortalecer actividades de seguridad. El uso de estos aparatos no es novedoso ya que ha sido documentado que dicho país ya ha usado drones para fines militares.

El ejército argentino también ha desarrollado su propia tecnología de drones para vigilancia aérea. Incluso se dio a conocer recientemente que el Gobierno ordenó el diseño interno de vehículos aéreos no tripulados con fines de telecomunicaciones y apoyo en el área de defensa.

Brasil es el país en la región que tiene la mayor cantidad de drones, producidos tanto dentro del país como adquiridos en el exterior. También Chile tiene drones, muchos de los cuales son iraníes y son utilizados para vigilar las fronteras y el territorio internamente.

Ya se empieza a delinear quiénes serán los verdaderos protagonistas en la fabricación de estos dispositivos. La realidad es que se trata de un negocio que brinda muchas posibilidades económicas: Según la firma Forecast, el valor de la producción mundial de drones militares ascendió a US$942 millones el año pasado y crecerá a US$2.3 mil millones en el 2023.