Te contamos cuantas webs desaparecen si Amazon Web Services falla

Amazon presentó la semana pasada sus ganancias del segundo trimestre: entre abril y junio ganó 2.534 millones de dólares, casi trece veces más que en el mismo período del año anterior. De este número más de la mitad del beneficio proviene de Amazon Web Services (AWS), su filial de ‘cloud’ —los servidores en los que están alojadas miles de páginas y varias de las tecnológicas más importantes del mundo, como Netflix o Airbnb.

Se calcula que alrededor de un tercio de todo el tráfico de la web pende de AWS.

El gran negocio de Amazon no tiene que ver con su división de distribución, sino el margen que le deja el negocio de la nube. De los 47.000 millones de ingresos que genera esa pata en un trimestre, sólo 1.300 millones son de beneficio. Y de los 6.100 millones de ingresos que Amazon Web Services (AWS), 1.600 millones lo son.

“Es la definición de ‘cash-cow’ [la ‘gallina de los huevos de oro’]”, considera Teo Ruiz, un ingeniero de sistemas que lleva años trabajando con AWS y ha pasado por Jobandtalent, Lyst o El País. Entre sus grandes clientes no sólo están Netflix o Airbnb: Lyft, Slack, las revistas del grupo Condé Nast, The Guardian, The New York Times e incluso clientes públicos, como el Ministerio de Justicia de Reino Unido (que incluye varios procesos, no sólo el frontal de una web) también viven en los servidores de Amazon. Por nombrar unos cuantos.

“Amazon gana porque permite escalar”, explica Miguel Ángel Díaz, ingeniero ‘full-stack’ y consultor en grandes empresas. “Y te lo pone muy fácil. Tú dices: quiero esto en un servidor pequeñito. Pero a cierta hora te entran muchos usuarios y ese servidor no tiene capacidad. Entonces dices: cuando llegue al 70% de capacidad, auméntalo. A lo mejor en hora pico tiene levantados 50 servidores y por la mañana dos. En los picos, la web no se te cae y te ahorras dinero, porque no necesitas un superordenador todo el rato. Es la escalabilidad horizontal”.

Amazon tiene la filial Amazon Web Services Spain SL, aunque su facturación no refleja el total de ingresos del mercado: casi todas las empresas españolas alojadas en AWS facturan a Estados Unidos, así que no podemos saber cuánto dinero mueve en España. Lo que sí podemos saber es qué compañías están alojadas en sus servidores y cuáles no, y así hacernos una idea del poder que tiene en en España.

Casi todas tienen algo, reconocen varios consultados. “La estrategia ha sido: primero, vamos a las startups. Todas las startups que ahora son gordas empezaron con Amazon. A medida que las startups crecen, convencen a las grandes compañías de que con AWS irán más rápido y será más barato, porque a las startups les ha ido bien”, continúa Ruiz. Para captar startups en España, Amazon ofrece tickets de alrededor de 100.000 euros a las retoñas de varias aceleradoras (como Wayra, de Telefónica). A partir de ahí, va a las grandes. “Ya han montado una red de comerciales y ventas para los clientes ‘enterprise’. Al final son contratos de varios millones anuales y necesitan un proceso de venta más largo”.

El ejemplo más llamativo hasta la fecha es el de BBVA, que en 2016 anunció que migraría parte de sus componentes a AWS y que ya tiene casi todos sus servicios (la web, los servicios de pago, el portal para accionistas, varias APIs para desarroladores, etc.) allí. No es el único banco: Bankinter también tiene un trocito de sí misma en Amazon, aunque su grueso está en servidores propios. Parte del Santander también depende de él: su portal para accionistas está alojado ahí.

Para conocer qué empresas españolas usan AWS, consultamos dónde están alojados sus dominios principales y sus subdominios con Find Subdomains. En algunas webs, el dominio principal utiliza un CDN (una red de distribución que va ‘por encima’ del servidor para que a ti te cargue más rápido la web) que impide ver dónde está alojado el grueso. Pero si algún subdominio sale en AWS, significa que algo hay.

En el caso de grandes empresas españolas también sucede que, por tamaño, años desarrollando sin una estrategia digital clara y subcontrataciones, tienen sus servicios desperdigados entre servidores de varias compañías. “Muchas grandes empresas tienen un buen caos montado y les está costando mantener servidores internos”, apunta Díaz, que trabaja como consultor para varias. “Hay una cosa que se llama ‘monolito’, que es lo que hacen las grandes: tienen mano de obra barata y mala, hacen programas que funcionan y que cuando tienen muchos usuarios se caen. Amazon eso te lo soluciona bien, así que esos programas se los ponemos ahí”.

El Corte Inglés, por ejemplo, tiene el acceso a un marketplace desarrollado por terceros alojado en Amazon y el resto de servicios entre servidores propios y de Telefónica. Incluso Telefónica, que ofrece su propio servicio de alojamiento en la nube, tiene parte de su negocio (la web de Aura) en AWS. Algo parecido sucede en los medios: El País, El Mundo y Marca cuentan con servidores propios pero tienen varios portales importantes (SModa y Motor en uno; Cinemanía en otro; Esports y Goldeoro en el deportivo) alojados en AWS. Salvo webs institucionales —La Moncloa, Casa Real, los ministerios y otras como la DGT o Renfe, que lo tiene todo en ADIF— no hay tantas organizaciones que escapen a Amazon.

“Es como el hilo del que pende internet”, reconoce Ruiz. “Pero sabes que lo que contrates con él va a funcionar. Si algo falla, te dan alternativas”.

“Han aprendido mucho más que el resto”, añade Díaz. “Y ‘replican’ con facilidad: si tienen un problema con los servidores de Irlanda pueden seguir sirviéndote con los de París y Ámsterdam. En todo menos en S3 [un servicio de almacenamiento de ficheros de Amazon]. Ahí sí estás jodido. Por eso la caída de este año ha sido algo particular”. La caída de este año fue en febrero y afectó a servicios como Airbnb, Expedia, Pinterest o Slack.

En la lista de webs analizadas hemos incluido varios comercios electrónicos y servicios de entrega a domicilio por ser Amazon su competencia directa. Si AWS diera problemas, no podrías pedir a Glovoni comprar en Mango, en Tiendanimal o Deporvillage, dos importantes ‘e-commerces’ españoles que están alojados ahí. Y probablemente Decathlon también daría fallos. Zara, Hawkers, PcComponentes o Mercadona, que lanzó su nueva web recientemente y la alojó en Google, sí seguirían funcionando.

“Siempre tienes esa duda”, reconoce Xavier Pladellorens, CEO de Deporvillage. “Se supone que son dos unidades de negocio independientes y no van a meterse en tus datos. Migramos ahí hace tres o cuatro años, cuando vimos que despuntaba y suponía una ventaja competitiva muy grande respecto al hosting tradicional. Dicho esto, siempre queda la duda. Pero entendemos que no”.

Spotify —con quien Amazon entró a competir directamente el pasado mes de junio, al lanzar Prime Music— solía alojar su música en servidores propios, pero en febrero de este año anunció que se pasaba a Google Cloud, con quien también compite directamente –Youtube Music-. Google insiste mucho a todas las empresas para que se pasen a Google Cloud, “Sí, han venido. De Microsoft no”, comenta Pladellorens. “Pero yo no soy capaz de saber las ventajas competitivas que tiene Google respecto a Amazon”.

“Como competencia, no hay ninguna”, concluye Díaz. “Conozco empresas que tienen centros de datos propios, como OHL, y es inmanejable. Son muy antiguos y todo apunta a que tendrán que cambiar. En Amazon puedes tener muchísimo tráfico, por eso están las empresas más grandes. Y al final tienes una infraestructura tan vasta que no la puedes mover. Te amarra”.