¿Te implantarías un microchip en la mano para pagar tus compras?

La empresa británica Walletmor está poniendo chips a las personas para hacer pagos más rápidos y sin contacto. La primera vez que se implantó uno fue en 1998, pero para su uso comercial solo ha sido posible durante la última década.

El novedoso chip pesa menos de un gramo y es un poco más grande que un grano de arroz. El dispositivo incluye un pequeño microchip y una antena envuelta en biopolímero, un material similar al plástico.

La tecnología que utiliza Walletmor es la NFC (conexión de proximidad), el mismo sistema de pago sin contacto que tienen los teléfonos inteligentes. “El implante se puede usar para pagar una bebida en la playa de Río, un café en Nueva York, un corte de cabello en París, o en su supermercado local”, dice el fundador y director ejecutivo Wojtek Paprota. “Se puede usar en cualquier lugar donde se acepten pagos sin contacto”.

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Paprota agrega que es completamente seguro, tiene los permisos necesarios, funciona inmediatamente después de ser implantado y se mantendrá en su lugar sin moverse. Tampoco requiere una batería u otra fuente de energía. La firma dice que ha vendido más de 500 chips.

“La distancia de lectura está limitada por la pequeña antena que hay dentro del implante. El implante debe estar dentro del campo electromagnético de un lector RFID [o NFC] compatible. Solo cuando hay un acoplamiento magnético entre el lector y el transpondedor el implante puede ser leído.”

La mayoría de las preocupaciones en torno a estos chips implantados tienen que ver con la invasividad y los problemas de seguridad.