Temperaturas extremas cambian el mapa del turismo de forma radical
El calentamiento global afecta al turismo de varias maneras, tanto positivas como negativas. Algunos de los efectos son:
- – El cambio climático altera las condiciones meteorológicas y ambientales de los destinos turísticos, lo que puede afectar a su atractivo y competitividad. Por ejemplo, el aumento del nivel del mar puede provocar la erosión y la inundación de las zonas costeras, el deshielo de los glaciares puede reducir el turismo de nieve y montaña, y la pérdida de biodiversidad puede afectar al ecoturismo
- – El turismo también contribuye al calentamiento global, ya que genera una marcada huella de carbono por el uso de medios de transporte, alojamiento y actividades que emiten gases de efecto invernadero. Según un estudio, el turismo fue responsable del 8% de las emisiones globales en 2017. El transporte aéreo es el principal responsable, ya que representa el 5% de las emisiones antropogénicas.
- – El calentamiento global puede tener también algunos efectos positivos para el turismo, como la ampliación de la temporada turística en algunas regiones, la apertura de nuevos destinos en zonas polares o la mejora de las condiciones climáticas en algunos lugares. Sin embargo, estos beneficios pueden ser temporales o limitados, y no compensan los impactos negativos a largo plazo.
Según datos de un informe del Centro Común de Investigación europeo, el primer estudio que ha realizado una evaluación regional para explorar la influencia del clima en la demanda turística europea, las regiones costeras del sur verían reducido su número de turistas en casi un 10 % en verano si la temperatura subiera tres o cuatro grados centígrados.
Por el contrario, en ese escenario los destinos costeros del norte de Europa crecerían en popularidad en torno a un 5 % durante los meses de verano y principios de otoño.
En las regiones del sur, la caída de la demanda en verano se verá en parte compensada por el aumento de las visitas en el resto de las estaciones, según el mismo informe.
“Estos últimos veranos ha habido un cambio claro de tendencia entre muchos turistas que han preferido evitar el calor extremo, viajando a destinos más fríos como los países nórdicos”, asegura a EFE la bloguera de Viajeros lowcost y organizadora de viajes, Alba Borrero.
“El aumento de las temperaturas medias y los fenómenos de las olas de calor pueden conducir a que los destinos hasta ahora más populares en verano deban adaptar sus ofertas y promociones para atraer visitantes en épocas más templadas del año”, añaden.
Entonces, ¿provocará el calentamiento global que cambien los patrones del turismo en el largo plazo? “Empieza a haber una tendencia de que los viajeros europeos busquen en verano alternativas a los países mediterráneos del sur que, sin embargo, siguen siendo los destinos preferidos”, explica Eduardo Santander, director de la Comisión Europea de Viajes (ETC, por sus siglas en inglés).
El 34 % de todas las pernoctaciones de turismo en la Unión Europea (UE) durante 2022 se produjeron en julio y agosto y la estacionalidad turística más fuerte en el mismo año se observó en Croacia, Grecia, Bulgaria, Italia y Francia, según datos de Eurostat.
No obstante, los cambios en el turismo ya son una realidad, puesto que según la ETC el número de viajeros que tenían previsto pasar sus vacaciones en Grecia, España o Portugal entre junio y noviembre de este año cayó un 4 %.
Para mitigar los efectos del calentamiento global en el turismo, se requiere una acción conjunta de los gobiernos, el sector privado y los consumidores. Algunas medidas posibles son:
- – Adoptar políticas y estrategias para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del turismo, como el uso de energías renovables, la eficiencia energética, la compensación de carbono o la innovación tecnológica.
- – Fomentar la adaptación al cambio climático en los destinos turísticos, como la protección de los ecosistemas, la gestión del agua, la planificación territorial o la diversificación de la oferta turística.
- – Promover un turismo más responsable y sostenible entre los viajeros, como el uso de medios de transporte menos contaminantes, el alojamiento en establecimientos ecológicos, el consumo local o el respeto por la cultura y la naturaleza.
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