Terrorgram: “Vengan a ver cuántos humanos puedo limpiar”

(Global) El 12 de octubre de 2022, un eslovaco de 19 años mató a tiros a tres personas en un bar de Bratislava antes de quitarse la vida. Casi dos años después, el 10 de julio, la Policía de Nueva Jersey, en Estados Unidos, detuvo a otro joven de 18 años que se disponía a sabotear infraestructuras gubernamentales. En Turquía, el 12 de agosto, un tercer joven retransmitió en directo por Internet su atentado contra cinco personas frente a una mezquita de Eskisehir, a casi 250 km al oeste de Ankara.

Estos tres incidentes, aparentemente sin relación entre sí, están en realidad relacionados con el colectivo ‘Terrorgram’, una red de odio supremacista en línea a través de Telegram que acaba de sufrir un duro golpe en Estados Unidos. Dos de sus dirigentes, Dallas Humber, un californiano de 34 años, y Matthew Allison, de Idaho, de 30, fueron detenidos por la Policía, según anunció el martes 10 de septiembre el Departamento de Justicia estadounidense.

“El desafío más importante a la lucha contra el terrorismo”

La acusación describe cómo estos dos supremacistas blancos empujaron a los tres jóvenes -en Eslovaquia, Estados Unidos y Turquía- a pasar a la acción o intentarlo. Y funcionó: “Vengan a ver cuántos humanos puedo limpiar”, publicó el joven turco en uno de los canales del colectivo ‘Terrorgram’ justo antes de ir a la mezquita.

“Gracias por todo el trabajo, los escritos […] para preparar el futuro de la revolución blanca”, posteó el presunto asesino eslovaco antes de su acto, diciendo que se había “inspirado” en ‘Terrorgram’.

Según la Justicia, los dos líderes de este colectivo nunca perdieron la oportunidad de intentar inspirar a la gente para que se convirtiera en terrorista. En julio de 2023, Dallas Humber hizo un llamamiento a sus “hermanos franceses” para que tomaran las armas y mataran a manifestantes durante los disturbios de Nanterre tras la muerte de Nahel Merzouk por disparos de un policía.

“El colectivo ‘Terrorgram’ y la ideología aceleracionista que motiva a sus miembros representan el desafío más importante de la extrema derecha a la lucha contra el terrorismo”, afirma Bjørn Ihler, cofundador de la ONG antiterrorista de extrema derecha The Khalifa Ihler Institute y superviviente del atentado de Utoya, Noruega, perpetrado en 2011 por el terrorista supremacista Anders Breivik.

El aceleracionismo, que aboga por acelerar radicalmente la evolución del modelo social para cambiarlo, es una ideología poco conocida, salvo en los círculos más violentos de la extrema derecha. Allí ha ganado importancia desde 2010, convirtiéndose en “un motor clave del terrorismo de extrema derecha”, señala Joshua Farrell-Molloy, especialista en subculturas extremistas en internet de la Universidad de Malmö e investigador asociado del Accelerationism Research Consortium.

Brenton Tarrant, el autor de los atentados racistas de 2019 en Christchurch, Australia, hizo una referencia directa a esto en su manifiesto. El supremacista blanco Payton Gendron, autor de la masacre de Búfalo (EE. UU), en 2022, dijo inspirarse tanto en la teoría del “Gran Reemplazo” como en el aceleracionismo. Lo mismo puede decirse del tirador de Hanau, que mató a nueve personas en esta ciudad cercana a Fráncfort en 2020 para satisfacer sus morbosas inclinaciones racistas.

De la extrema izquierda a la extrema derecha

¿Cómo es posible que una ideología tan poco conocida dé lugar a semejante diluvio de violencia terrorista? Sobre todo porque, en sus inicios en la década de 2000, el aceleracionismo “no es una filosofía violenta”, afirma Benjamin Noys, profesor de teoría crítica en la Universidad de Chichester (sur de Inglaterra) y especialista en aceleracionismo.

Los primeros aceleracionistas gravitaban principalmente a la izquierda de la izquierda. Su ideología pretendía llevar el sistema capitalista hasta sus límites para que se desmoronara, con el fin de instaurar un sistema más igualitario, inspirado en el marxismo.

“Pero no de forma violenta. Se trataba de proponer reformas como la renta universal o la reducción progresiva de la jornada laboral para acelerar el fin del capitalismo desde dentro, explica Benjamin Noys. También se hacía hincapié en el progreso tecnológico, que con el tiempo haría que la gente ya no necesitara trabajar, socavando así uno de los fundamentos del sistema capitalista”.

Al mismo tiempo, sectores situados a la derecha de la extrema derecha, como el foro neonazi Marcha de Hierro, ponían en práctica el aceleracionismo a mediados de la década pasada. “Conservan parte de la idea del aceleracionismo, que es provocar el colapso de la sociedad actual para facilitar el surgimiento de un nuevo orden, y concluyen que la única forma de lograrlo es mediante la acción violenta”, explica Bjørn Ihler.

A medida que se cierren los sitios y foros neonazis que promueven estas ideas, como 8chan, estos seguidores de la violencia migrarán a Telegram.

Desde finales de la década de 2010, el colectivo ‘Terrorgram’ englobaba “esta red de canales de Telegram más o menos interconectados que comparten la misma ideología y el mismo deseo de violencia”, resume Bjørn Ihler. Esta comunidad en línea también forjó vínculos con grupos supremacistas activos en Estados Unidos y Europa, como el Movimiento Nórdico de Resistencia y la Red de Clubes Activos.

Terroristas convertidos en “santos”

En este contexto, “Dallas Humber y Matthew Allison desempeñan un papel absolutamente central en el auge de la red ‘Terrorgram’ para el terrorismo de extrema derecha”, afirma Joshua Farrell-Molloy. Organizan todo un catecismo para el perfecto aceleracionista, con guías, mensajes de apoyo moral para los aspirantes a terroristas y toda una iconografía específica.

Sobre todo, crean una “idolatría en torno a los terroristas, que son presentados como “santos” que han actuado”, señala Bjørn Ihler. En su opinión, por un lado está el aceleracionismo que proporciona la pseudojustificación ideológica para pasar a la acción y, por otro, este “endiosamiento virtual” de los autores de atentados que se supone inspira a la gente a convertirse en terroristas.

Para los expertos entrevistados por France 24, esta mezcla altamente explosiva explica la extrema peligrosidad de este movimiento supremacista aceleracionista. Tanto más cuanto que los dos dirigentes del colectivo ‘Terrorgram’ han elaborado una larga lista de “objetivos” a abatir. Hay nombres famosos -como el inmunólogo Anthony Fauci, el blanco de la extrema derecha durante la pandemia del Covid-19-, pero también “periodistas y activistas poco conocidos que probablemente ni siquiera sepan que están en esa lista”, explica Joshua Farrell-Molloy.

No se trata solo de personas a las que hay que disparar. Estos fanáticos “también han identificado infraestructuras que destruir, porque para ellos estos actos de sabotaje deberían desembocar en disturbios y enfrentamientos que facilitarían el colapso del sistema”, explica Joshua Farrell-Molloy.

Por eso, para este experto, la detención de Dallas Humber y Matthew Allison es una importante victoria en la lucha contra “la franja más violenta de la extrema derecha”. “Eran los principales productores de contenidos para movilizar a los miembros y los ‘grandes organizadores’ de toda esa mitología en torno a los ‘santos’ del movimiento”, explica Joshua Farrell-Molloy.

Sin embargo, “no era una red centralizada de Telegram y el aceleracionismo defendido en estos canales animaba a todo el mundo a mostrar iniciativa a la hora de pasar a la acción”, añade Bjørn Ihler. Las detenciones no deben impedir que otros extremistas con sed de violencia pasen a la acción, utilizando el aceleracionismo para justificar sus acciones.

Fuente: France 24

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