La UE está “lista para defender” sus intereses tras la promesa arancelaria de Trump

(EEUU) Entre las consecuencias geopolíticas y geoeconómicas de la guerra en Ucrania, el creciente descontento social y el avance electoral de movimientos de derecha nacionalista en las últimas elecciones europeas, el margen de maniobra y el rol global de la Unión Europea se han visto debilitados.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró este lunes, durante su discurso inaugural en el Capitolio, que impondrá aranceles a «países extranjeros» para «enriquecer» a los ciudadanos estadounidenses y que para ello realizará una «reestructuración» del sistema comercial norteamericano.
«Iniciaré de inmediato la reestructuración de nuestro sistema comercial para proteger a los trabajadores y familias estadounidenses. En lugar de gravar a nuestros ciudadanos para enriquecer a otros países, impondré aranceles a los países extranjeros para enriquecer a nuestros ciudadanos», afirmó.
La Unión Europea está “lista” para defender sus intereses, afirmó el lunes el comisario económico del bloque, después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, prometiera una política de aranceles e impuestos a otros países en su discurso inaugural.
“Si es necesario defender los intereses económicos de Europa, estamos dispuestos a hacerlo”, dijo Valdis Dombrovskis cuando se le preguntó sobre la amenaza de Trump, quien hasta ahora no ha llegado a anunciar nuevos aranceles inmediatos a los socios comerciales de Estados Unidos.
Mientras Europa defiende un orden internacional basado en normas y reglas, Trump prioriza un enfoque transaccional, guiado por el bilateralismo y el apoyo a socios ideológicamente afines.
El proteccionismo y los aranceles frente al libre mercado. El “América first” frente al globalismo. Las relaciones y alianzas entre Estados Unidos y la Unión Europea bajo la influencia del presidente Donald Trump han sido complicadas desde que este entró en la esfera política pública (2016) hasta la actualidad, tanto en materia económica, como en las relaciones políticas y territoriales.
Paralelamente, se vislumbra un progresivo desinterés de Washington por los “problemas europeos”. Si bien esto podría otorgar mayor autonomía estratégica a los países del continente, también los obligará a asumir una mayor responsabilidad –con menos respaldo estadounidense– para enfrentar amenazas como una Rusia cada vez más asertiva.
A su vez, esto implicará un aumento en los presupuestos de defensa y la necesidad de consolidar un proyecto de autonomía estratégica, sin el cual Europa seguirá perdiendo peso en la escena internacional.
Bruselas “también debe buscar alianzas con otras potencias”, como con el acuerdo Mercosur-UE, que los autores del informe ejemplifican como “el tipo de pactos que una Europa más unida puede hacer”.
No obstante, la Unión Europea recibe una dura reprimenda en la conclusión del texto: “En lugar de presentarse como un árbitro moral del comportamiento del resto, Europa debería construir su propia fuerza y buscar asociaciones bilaterales para defender sus valores e intereses”.
A los socios europeos de EE.UU. les preocupa el regreso de Trump a la presidencia.
“No puedo edulcorar estas advertencias. Donald Trump es la pesadilla de Europa, y su amenaza de retirarse de la OTAN resuena en los oídos de todo el mundo”, le dijo durante la campaña electoral a la BBC Rose Gottemoeller, ex vicesecretaria general de la OTAN.
Por último, la nueva administración republicana plantea importantes desafíos económicos para Europa. La posible imposición de aranceles a las importaciones de la UE afectaría a grandes exportadores, como Italia y los Países Bajos. Asimismo, un aumento de los aranceles a productos chinos podría desviar excedentes hacia Europa, saturando los mercados y dañando la competitividad de las industrias europeas.
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